"Las causas de la no tan inesperada victoria de Javier Milei"
El resultado electoral del 19/11 sorprendió a muchos/as. Casi nadie hubiera imaginado que un panelista que alternaba entre lo payasesco y lo grotesco, que se autodefinía como “libertario” y “anarcocapitalista se convirtiera en el Presidente de la Nación un par de años después de su irrupción mediática. ¿Que sucedió en el medio? La respuesta a esa pregunta no es simple, hay muchos factores a tener en cuenta. Como punto de partida debemos entender como piensan los/as libertarios y de donde proviene su ideología.
¿Que es y cuándo surgió el anarcocapitalismo?
El anarcocapitalismo es una visión extrema del liberalismo que busca establecer una sociedad capitalista sin Estado o reducido a su mínima expresión. Los/as anarcocapitalistas creen en la idea de “provisión privada de bienes y servicios” a niveles extremos, en donde el Estado no tiene incidencia en cuestiones de salud, educación y ayuda social, la meta es la eliminación de la acción estatal de todas las esferas de la gestión pública. Los servicios básicos comunes deben proporcionados por empresas privadas que se contratan de forma voluntaria.
Esta “filosofía” combina al liberalismo clásico con el anarquismo y el corporativismo. El máximo exponente del anarcocapitalismo es el estadounidense Murray Newton Rothbard. Esta idea comenzó a tomar fuerza cuando las corporaciones privadas comenzaron a ser más ricas que muchos Estados y tendieron sus tentáculos a nivel global. Por esta razón muchos Estados comenzaron a debilitarse y fueron perdiendo el rol de equilibrar las desigualdades entre los individuos y las corporaciones creando el caldo de cultivo para el surgimiento de ideas que proponen la eliminación de Estado y su sustitución por las corporaciones.
Muchas organizaciones no gubernamentales financiadas por grandes corporaciones fueron la usina de difusión de las ideas anarcocapitalistas a nivel global. En definitiva, Milei no nació de un repollo.
El anarcocapitalismo propone un sistema opresivo en donde el mercado hace las veces de un dictador que excluye a las grandes mayorías a través de la imposición de la desigualdad. La verdadera libertad esta asociada a la igualdad de oportunidades, de eso debe ocuparse el Estado porque de lo contrario solo gozarían de libertad aquellos que cuenten con los medios económicos para poder pagarle a “proveedores privados”. La salud, educación , vivienda y seguridad se convertirían en servicios y dejarían de ser derechos. Los derechos tienen un alcance universal en cambio los servicios están acotados solo a quienes puedan pagar por ellos.
El anarcocapitalismo genera una sociedad opresiva en donde los sectores concentrados de la economía ejercen un dominio ilimitado sobre el resto de la población.
Un Estado presente que asegure la igualdad de oportunidades es fundamental para asegurar la movilidad social ascendente para evitar una sociedad desigual dominada por una elite que sería libre a expensas de la opresión de las mayorías populares.
¿Que significado tiene la bandera de los libertarios?
Dicha banderea pudo verse en la toma del Capitolio de Estados Unidos el 6/01/2021. Tiene una serpiente de cascabel enroscada en un campo amarillo con el texto "Don't Tread On Me" (No me pises).
La denominada “bandera de Gadsden” nació en 1775 a partir de un tal Christopher Gadsden, un político de Carolina del Sur que era comerciante de esclavos y dueño de “Gadsden's Wharf”, un importante sitio de comercio de seres humanos. Hasta el 40% de los africanos esclavizados que fueron llevados a Estados Unidos llegaron por primera vez a ese lugar. No es difícil de entender entonces que al presidente electo proponga la venta de órganos. Para los/as libertarios/as el ser humano, y sus órganos, son bienes que se pueden comprar y vender.
El “Tea Party”, republicanos de línea dura, la adoptaron como símbolo de sus ideas basadas en el individualismo extremo, el no pago de impuestos y en describir al Estado como un obstáculo para las libertades individuales.
La bandera de Gadsden también ha aparecido en varias manifestaciones en Estados Unidos, como las que se oponen a las restricciones para la tenencia de armas y las que en su momento se oponían a las restricciones para frenar la propagación del coronavirus.
Generalmente a ese tipo de manifestaciones concurren grupos neonazis y supremacistas en donde la bandera de Gadsden ondea junto a la confederada y otras banderas de supremacía blanca. Recuerden una de las frases del presidente electo: “somos estéticamente superiores a los zurdos de mierda”.
Conclusión: Cuando el sistema democrático no da respuestas a las necesidades de la población (inflación por las nubes y salarios raquíticos), se colectiviza la frustración y el enojo. La irracionalidad se apodera de la sociedad y es ahí donde se hacen fuertes este tipo de ideas que se nutren de la incapacidad de la clase política a la hora de mejorar la calidad de vida de la gente.
El actual gobierno tampoco se animó a luchar de forma efectiva y con convicción contra los especuladores que abonaron el terreno para que brote esta realidad. Argentina es un país con una cultura especulativa que lleva varias décadas y la inflación es una herramienta de presión y desestabilización.
El gobierno de Alberto Fernández, más allá de haber heredado dos pandemias (la macrista y la del COVID) no supo, no pudo o no quiso hacer las transformaciones necesarias prometidas en campaña. No se cumplió con el contrato electoral más allá de reconocer aciertos como la ampliación de algunos derechos, la renovación de hospitales para hacerle frente a la pandemia, la adquisición de vacunas, las IFE, ATP, la expansión del sistema ferroviario y la inversión hecha en ciencia y tecnología. Aciertos que se diluyeron por no haber sido comunicados de manera efectiva.
Se podría haber hecho mucho más de lo que se hizo y a pesar de los tardíos esfuerzos que hizo Sergio Massa para intentar revertir la frustración y el enojo colectivo, no alcanzó para evitar que el candidato del anarcocapitalismo fascistoide llegara a sentarse en La Rosada.
El futuro es incierto e impredecible como Javier Milei, en el mientras tanto nos debemos la tarea de reflexionar y hacer la autocrítica necesaria, sobre todo la clase política, que nos haga entender esta no tan inesperada realidad.
Colectivamente nos dimos cuenta muy tarde que estábamos en la cornisa del precipicio y cuando lo hicimos ya nos rodeaba el vacío. Pero no todo esta perdido, la democracia ha formado anticuerpos en gran parte de la sociedad que hará las veces de paracaídas para que no nos estrellemos contra las rocas que esperan al final del precipicio.