De idealistas a sicarios del poder
Al
parecer, sin ser una regla general, muchos de los jóvenes
“revolucionarios” de los 70 terminaron mutando después en
aquello que combatieron durante su etapa idealista. De reivindicar la
revolución cubana y la utopía de terminar con la explotación del
hombre por el hombre pasaron a defender y ser empleados/as de la
oligarquía que se vale de esa explotación para mantener sus
privilegios.
Sufren
una especie de involución ideológica asociada al ciclo vital. La
mayoría de ellos son los hijos de los que apoyaron la revolución
fusiladora del 55 y que durante la secundaria mutaron de una especie
de nacionalismo mas cercano a la “z” que a la “c” al marxismo
en algunos casos y al peronismo de izquierda en otros. Uno de los
ejemplos más emblemáticos de esta involución es Rodolfo
Galimberti, el Loco.
Fue
uno de los jefes de la Columna Norte de Montoneros, con los que
rompió en
1979 para formar su propia agrupación, ya que consideraba que él y
los suyos eran los “Montoneros auténticos”. Terminó combatiendo
en Medio Oriente en las filas de la Organización para la Liberación
de Palestina (OLP) en donde fue herido por un francotirador israelí,
esquivando milagrosamente a la muerte. Dicha organización tuvo
fuertes vínculos con la cúpula montonera, hay una foto muy
recordada en donde Yasser Arafat posó junto a Firmenich y a Vaca
Narvaja.
En
un accidente automovilístico perdió a su esposa, Julieta Bullrich,
hermana de la ex montonera y ex ministra de trabajo de la primera
versión de la Alianza Neoliberal Conservadora y también ex ministra
de seguridad de la versión amarilla de dicha alianza.
Con
el regreso de la democracia en 1983 el Loco
creyó
que surgiría la posibilidad de volver a insertarse en la vida
política argentina. El 5/04/1984 volvió al país sin un mango y con
un limitado prestigio dentro de la militancia peronista, luego de 6
años de exilio, con una falsa identidad (César Shaffer) porque aún
no podía salir de la clandestinidad. Estuvo un corto tiempo y volvió
a Brasil en donde había comprado una casa en Búzios frente al mar.
En
1985 recibió el llamado de Roberto Perdía, quien había sido uno de
los líderes de Montoneros a los que El Loco se opuso. Se reunieron
en Brasil, en donde seguía exiliado, para pactar una tregua entre
bandos. Comenzó un tiempo de reconciliación con sus ex compañeros
de militancia y la involución ideológica del ex montonero
“revolucionario”. El Loco pasó a engrosar las filas de aquellos
que combatió en los convulsionados años 70.
A
través de Alejandro “el Gallego” Álvarez, uno de los fundadores
de la agrupación peronista de derecha “Guardia de Hierro”,
conoció a Jorge Radice, delegado de la Marina y ex secretario del
genocida Emilio Massera en la ESMA. Según la excelente biografía
sobre este personaje que hicieron Marcelo Larraquy y Roberto
Caballero, el encuentro se concretó en Mundo Marino, San Clemente,
en donde Radice le dijo: “Maté a mucha gente, a muchos compañeros
tuyos”. La respuesta de Galimberti fue: “Yo también me mandé
cagadas, pero ya todo forma parte del pasado”. A finales de 1986
se codeaba y movía como un pez en el agua entre los militares, que
todavía tenían el poder para socavar el proceso democrático que
había comenzado 3 años antes.
En
1987 Galimberti pasó de no tener un centavo a ser el dueño de una
productora en Las Cañitas (una pantalla) y a manejar un lujoso BMW.
Todavía seguía estando en la clandestinidad y utilizando la falsa
identidad.
Galimberti
fue un gran admirador del líder de los carapintadas Aldo Rico al
cual describía como un “líder nacionalista dentro del ejército”.
A pesar de que seguía en la clandestinidad, el Loco
visitó
a Rico a la cárcel de Campo de Mayo, gracias a sus contactos con los
militares.
Hacia
finales del 87 Julio Bárbaro le presentó a José María “el
Gallego” Menéndez, un hombre fuerte de Bunge y Born. Empezó a
entablar una relación con los empresarios que había secuestrado con
la Columna Norte en el 75. Por esas “casualidades del destino”,
Menéndez había sido el encargado de negociar la liberación de Juan
y Jorge Born cuando estuvieron en poder de los montoneros. El Gallego
formaba parte del “Grupo Olleros”, vinculado también con los
carapintadas. El Grupo era la usina de operaciones del poder real
para desestabilizar al gobierno de Alfonsín. Julio Bárbaro, Jorge
Triaca y Juan Bautista “el Tata” Yofre llevaron a Menem a un
desayuno del grupo en la sede de Bunge y Born, del cual participaron
los más poderosos empresarios del país: Franco Macri, Pérez
Companc, Martín Blaquier (Ledesma), representantes de las empresas
Bagó, Fate y Bridas.
El
10/07/1988 el garca disfrazado de Facundo Quiroga fue elegido como
precandidato a presidente en la interna del PJ.
El
interés que tuvo Bárbaro en que “Galimba” forme parte del grupo
tenía otros motivos. Bárbaro había contactado a Patricia Bullrich,
por pedido de Menéndez, ya que éste se había enterado de que
Alfonsín pensaba indemnizar a la familia de David Graiver, víctima
del robo de todos sus bienes por parte de los genocidas. En el Grupo
Olleros había un plan para recuperar el dinero del holding, licuado
entre los bienes de Graiver. Para ello necesitaban a alguien que
hubiera estado “del otro lado”. El indicado era Galimberti, Jorge
Born lo convocó personalmente a sus oficinas. Se entrevistaron en
secreto y hablaron sobre el secuestro, después fueron al asunto que
los convocaba. Born necesitaba que Galimberti declarara que los
Montoneros le habían dado la plata del secuestro a Graiver para
hacer creer que parte de la fortuna de este último pertenecía a
Born. Jorge le dijo al Loco: “Si usted lo hace se lleva su parte”.
A
mediados de 1988 Galimberti empezó a ocupar el cargo de asesor en
“American Security International”, una empresa que en los papeles
se dedicaba a la “venta de software”. Uno de sus dueños era
Carlos Dalla Tea, un general retirado que fue quien contactó a
Galimberti, que estaba vinculado a Aldo Rico. La empresa le vendía
sistemas a la ex SIDE. Los esfuerzos de
Galimberti
apuntaban
a cumplir el objetivo de recuperar la plata de los Born, pero para
lograr su cometido necesitaba un cambio político, el cuál se dio el
14/03/1989 cuando Menem arrasó en las urnas y luego de asumir su
mandato puso a Miguel Roig como ministro de Economía, ex gerente de
Bunge y Born.
El
8/10/1989 Menem firmó el indulto que le permitió a Galimberti salir
de la clandestinidad después de 16 años. También fueron
beneficiados los carapintadas, el General Santiago Riveros y otros
militares procesados por causas de violación a los derechos humanos
durante la última dictadura militar genocida.
Galimberti
se juntó en el hotel Lancaster, en avenida Córdoba y Reconquista
con Jorge Born, pero esta vez sin secretos Se sacaron una foto que
buscaba representar “la pacificación nacional” que el gobierno
necesitaba.Las posibilidades de recuperar la plata de los empresarios estaban ahora al alcance de la mano. Con Menem en el gobierno, Galimberti tenía una herramienta de negociación fundamental para lograr que los Montoneros que pudieran saber algo sobre el dinero del secuestro declararan como quería Born. Esa herramienta era el indulto. Galimberti viajó para negociar con antiguos compañeros con ese as bajo la manga. Visitó a Juan Gasparini, que había sido el encargado del manejo de las cuentas de Montoneros, que todavía estaba exiliado en Ginebra. Gasparini se comprometió a ratificar ante la justicia lo que Galimberti le pidió que dijera. Lo hizo el 14/08/1990 y Menem lo indultó el 27/12. También fueron indultados Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Mario Firmenich.
En agradecimiento por los servicios prestados Born le consiguió trabajo a Galimberti en su empresa “Caldenes S.A”, y si bien en los papeles cobraba el sueldo mínimo, el trabajo servía de pantalla para los otros “servicios” que realizaba para el empresario.
En
octubre de 1995 los nuevos amigos motoqueros fundaron la empresa
“Hard Communications”, que se convirtió en la plataforma desde
la cual Galimberti hacía negocios y contactos de todo tipo.
Claudia
Segura, una vieja amiga del Corcho, le propuso trabajar en un
proyecto: un concurso telefónico para el programa de Susana Giménez,
asociado con alguna fundación que le diera un fin benéfico.
Para el Loco fue la oportunidad
de dar un salto a través de “Su” para generar buena guita.
Finalmente en abril de 1997 firmaron un contrato con Telefé y con la
“diva”. Con la garantía de Born, consiguieron un préstamo de
USD 8 millones para impulsar el proyecto. El programa fue un éxito
en rating y en recaudación.
El
7/05/1997 Galimba cumplió 50 años y lo festejó a todo trapo. El
Corcho le regaló la inscripción al exclusivo y coqueto “Buenos
Aires Golf Club”, que había logrado gracias a la aprobación del
por entonces dueño del club, Mauricio Macri. Esa credencial
significó algo importante desde lo simbólico para la construcción
de su nueva imagen.
El
negocio de las llamadas rendía jugosos dividendos, que también
tenían el fin benéfico de colaborar con la Fundación Felices Los
Niños, dirigida por el pedófilo Julio Grassi. Pero la mentira tiene
patas cortas, al poco tiempo se reveló que el negocio era una
estafa. En febrero de 1998 se inició una investigación que reveló
que de los $3 + IVA que cada participante pagaba por su llamada, el
porcentaje que recibía la fundación era mínimo. La fiscalía
descubrió que del total de $18.500.000 que se facturaron por las más
de 6 millones de llamadas que se hicieron al programa, la fundación
solo recibió unos $400 mil. Por esas irregularidades fueron
procesados Born, Galimberti, Rodríguez, “Su” y directivos de
Telefé, que fueron absueltos en septiembre de 2002. Galimba no
llegaría a conocer la sentencia.
En
junio de 1999 Galimberti puso la firma para la creación de otra
empresa, esta vez dentro del rubro de seguridad. “Universal
Control” entraba al negocio de la inteligencia privada, por esos
años en auge en Argentina, y con socios idóneos en el área: dos ex
oficiales de la CIA, David Manners y Frank Anderson y otro del
Servicio Secreto del Departamento del Tesoro, Ronald Luziana. La
empresa abrió una oficina en Washington y empezó a operar en
Argentina en el año 2000 bajo la presidencia de Fernando De la Rúa.
El principal cliente de la empresa de seguridad era el grupo Exxel,
fondo manejado por el uruguayo Juan Navarro, quien designó a la
empresa de Galimberti la custodia de sus empresas controladas: OCA,
Edcadassa, Interbaires y MasterCard. Pero la vinculación del Loco
con la CIA no se limitó a dicha empresa. En una conversación con un
amigo suyo y funcionario del gobierno, Javier Martina, le confirmó
el rumor que muchos ya sabían en ese entonces: Galimberti era un
“contratado” de la CIA.
El
12/02/2002 el ex montonero y combatiente de la OLP que luego hizo
negocios con los torturadores y asesinos de sus propios compañeros/as
y finalmente devenido en espía de la CIA, tuvo un dolor muy fuerte
en la espalda que lo dejó prácticamente inmovilizado. Lo internaron
de urgencia pero falleció en medio de la cirugía que intentó
solucionar la afección que padecía en la aorta abdominal.
¿Quién
fue Rodolfo Galimberti en realidad?
¿Un
revolucionario desencantado que por frustración se volvió algo que
de joven aborreció?
¿Un
mercenario?
Tuvo
en común con su ex cuñada Patricia Bullrich la involución
ideológica que los llevó de la utopía de terminar con la
explotación del hombre por el hombre a defender y ser empleados de
los intereses de los poderosos.
Nunca
lo sabremos, el Loco ya no puede darnos una respuesta...
Les
recomiendo que lean el libro Galimberti, de Perón a Susana, de
Montoneros a la CIA de Marcelo Larraquy y Roberto Caballero. Una
excelente libro, realmente esclarecedor en todo sentido.