La
campaña del Che en Congo
Tras
la independencia de Congo de Bélgica en 1960 fue elegido un primer
ministro de izquierda, Patrice Lumumba, tras lo cual se produjo un
alzamiento en el ejército, la secesión de la provincia rica en
mineral de Katanga bajo Moise Tshombe, la vuelta de los soldados
belgas y la llegada de las fuerzas de paz de la ONU a petición de
Lumumba para proteger la integridad territorial del país y su nuevo
régimen. Cuando Lumumba también solicitó a los soviéticos ayuda
militar fue derrocado por Kasavubu, cuya decisión apoyó el
comandante en jefe Joseph Mobutu. El subsiguiente asesinato de
Lumumba, Congo entró en una situación caótica.
A
principios de 1964 el país quedó en manos de un primer ministro
débil e impopular que había cerrado el parlamento congoleño y
habían estallado cuatro rebeliones diferentes, la mayoría de las
cuales operaba bajo el paraguas de un grupo de oposición de
izquierda llamado “Consejo de Liberación Nacional”, que había
sustituido de hecho al parlamento. Uno de los movimientos rebeldes,
que operaba en el noreste del país, estaba dirigido por un político
local, Gaston Soumaliot, cuyo lugarteniente, Laurent Kabila, dirigía
un movimiento afín más al sur. Durante unas pocas semanas a
mediados de 1964 estas fuerzas rebeldes controlaron gran parte de la
región oriental de Congo. Mientras tanto, un excompañero de
Lumumba, Christophe Gbenye, al que apoyaban China y la Unión
Soviética, controlaba la mayor parte del resto del país.
En
marzo de 1964 el presidente Lyndon Johnson envió a Averell Harriman
a Leopoldville (Kinshasa) para valorar la situación. Junto con Cyrus
Vance, vicesecretario de defensa estadounidense, Harriman planeó
establecer un puente aéreo a Congo y en mayo empezaron a llegar
aviones y helicópteros. En julio Moise Tshombe se hizo con el poder
en sustitución del incompetente Adoula y pidió ayuda a Estados
Unidos, Bélgica y Sudáfrica para apoyar su régimen. Se escuchó su
petición y el ejército de Congo se vio reforzado con oficiales
belgas y mercenarios blancos de Rhodesia (actual Zimbabue) y
Sudáfrica. Su principal tarea inmediata fue aplastar la rebelión de
Gbenye, que había establecido su cuartel general y su gobierno en
Kisangani. En noviembre varios paracaidistas belgas volaron desde la
base británica del Atlántico sur en la isla Ascensión con permiso
del recién elegido gobierno laborista de Harold Wilson y saltaron
sobre Stanleyville al mismo tiempo que llegaban los mercenarios.
En
respuesta a estos movimientos un grupo de Estados africanos
encabezados por Argelia y Egipto anunció que iban a suministrar
armas y soldados a los rebeldes congoleños, y pidió ayuda a otros
Estados. El gobierno cubano anunció que estaba dispuesto a responder
a la petición . En diciembre el Che, que ya era uno de los
dirigentes cubanos más internacionalistas, hizo un discurso
vehemente en su condición de delegado cubano ante la Asamblea
General de la ONU en el que habló del “trágico caso de Congo” y
denunció “la inaceptable intervención” de las potencias
occidentales.
Tras
salir de Nueva York el Che emprendió una gira por diferentes Estados
africanos para observar por si mismo la situación
En
febrero de 1965 voló a Beijing para ver qué ayuda podía
proporcionar la República Popular China a las rebeliones en Congo.
También viajó al Cairo, donde habló con Nasser acerca de su plan
de liderar él mismo un grupo de guerrilleros. Nasser se mostró muy
escéptico
respecto de las posibilidades de éxito de la guerrilla. Decidió
volver a Cuba para preparar su misión.
Partió
en secreto de La Habana con un pequeño grupo de soldados cubanos.
Primero fue a El Cairo y después a Dar es Salaam, en Tanzania.
Mientras una columna formada por 120 cubanos iba a ir poco a poco por
barco a Tanzania y a través del lago Tanganica hasta el norte de
Katanga, una segunda columna formada por 200 hombres iba a volar a
una base situada al otro extremo del país, cerca de Brazzaville, al
otro lado del río Congo. La columna oriental iba a ser dirigida
oficialmente por el capitán Victor Dreke, un cubano de ascendencia
africana, el Che formaba parte de esa columna. La columna occidental
iba a ser dirigida por Jorge Risquet Valdés Santana, miembro del
Comité Central del Partido Comunista Cubano.
El
embajador cubano recibió al grupo del Che en el aeropuerto a las
afueras de Dar es Salaam. Hacía solo unos meses que se había
establecido la embajada. Temían que la CIA tuviera noticias de su
llegada, aunque los estadounidenses acababan de retirar a su
embajador de Dar es Salaam y estaban ocupados en otros lugares. Pero
los congoleños que había en Dar es Salaam también le prestaron
poca atención. Los líderes rebeldes, incluidos Kabila y Soumaliot,
se encontraban en El Cairo, supuestamente tratando de reducir las
divisiones políticas dentro de su movimiento revolucionario y solo
estaba disponible un personal relativamente joven. Parece ser que la
planificación de la intervención cubana en la lucha armada africana
fue complicada desde el principio y la coordinación con los líderes
africanos muy limitada.
El
22/04/1965 el Che y su pequeño grupo de cubanos viajaron a la ciudad
ribereña de Kigoma, donde establecieron una base de suministro.
Los
cubanos cruzaron el lago y fueron recibidos en el poblado de Kibamba
por un grupo bien armado del Ejército de Liberación Popular. Se
comunicaron en francés con los cubanos, que establecieron su
campamento a las afueras del poblado. Aquello fue el inicio de lo que
iba a ser una campaña de siete meses En los meses siguientes, entre
abril y octubre de 1965, fueron llegando poco a poco más cubanos
desde el otro lado del lago Tanganica para unirse a sus compatriotas.
Los cubanos y congoleños elaboraron juntos un plan para explorar el
terreno que ocupaban y los cubanos empezaron a valorar los puntos
fuertes y débiles de sus aliados y de sus enemigos.
En
sus exploraciones constataron que las bases de vanguardia de sus
enemigos estaban bien defendidas, con el apoyo de aviones pequeños y
de mercenarios blancos; por lo que se refiere a los cubanos,
consideraban que la moral y competencia de los rebeldes congoleños
eran bajas, y que sus líderes, incluido Kabila, eran considerados
extraños o incluso “turistas”.
Poco
tiempo después llegaron órdenes de Kabila de que los cubanos tenían
que organizar un ataque a una guarnición en Bendera, en la carretera
interior que protegía una central hidroeléctrica. Al Che no le
gustaba el plan, pese a lo cual se decidió seguir adelante. El
20/06/1965 salió una fuerza combinada de cubanos, congoleños y
tutsis (originarios de Ruanda) con la idea de atacar la central y las
barracas. La operación fue un desastre: muchos de los tutsis
huyeron, los congoleños se negaron a participar y fallecieron 4
cubanos, lo que reveló al enemigo que Cuba estaba involucrada en la
rebelión.
Los
cubanos estaban muy deprimidos y desilusionados. Todos los cubanos
habían enfermado en un momento u otro desde que habían llegado. El
propio Che había tenido ataques de asma y malaria. A pesar de que
hubo pequeños éxitos militares, como la emboscada a un grupo de
mercenarios en agosto, los progresos parecían insignificantes y el
clima político se estaba deteriorando a todas luces. Las diferencias
entre las distintas facciones rebeldes y sus líderes perecían haber
llegado a su peor punto y un golpe de estado en Argelia había
derrocado a Ben Bella (uno de los principales apoyos de los cubanos)
El Che se guardó sus preocupaciones y a principios de septiembre de
1965 fue a La Habana para convencer a Fidel de que la revolución iba
bien, con lo que no se detuvo el flujo regular mensual de
guerrilleros recién adiestrados que llegaban a Tanzania desde Cuba.
Los
mercenarios blancos y las tropas congoleñas de Tshombe emprendieron
entonces un contraataque, que amenazó a toda la posición cubana.
Sin embargo, el buen adiestramiento cubano complicó enormemente al
enemigo.
La
guerra en Congo seguía impredecible como en su comienzo. Tshombe fue
destituido y sustituido por Evariste Kimba fue el preludio de una
reconciliación política que minaría la rebelión y acabaría con
el apoyo recibido de los Estados africanos.
El
23/10/1965 se anunció que la rebelión en Congo estaba prácticamente
terminada y que, por consiguiente, era posible prescindir de los
servicios de los mercenarios blancos y enviarlos a casa.
Fue
una señal de derrota para los Estados africanos radicales, permitió
que surgiera una alianza más conservadora y marcó un punto de
inflexión en los últimos años de la historia colonial de África.
Mientras
tanto, en Congo se persuadió al nuevo primer ministro, Kimba, de que
hiciera una declaración afirmando que no había intención de enviar
a los mercenarios a casa hasta que Congo estuviera totalmente
pacificado. El Che también luchaba contra el cambio de la tendencia
política en África. El 1/11/1965 recibió un mensaje urgente de Dar
es Salaam que le anunciaba que el gobierno tanzano había decidido
cancelar la fuerza expedicionaria cubana. Demasiado consciente de las
luchas internas dentro de la dirigencia congoleña y preocupado por
las implicaciones que esto pudiera tener, el presidente tanzano
consideró que no tenía demasiadas opciones.
El
Che decidió permanecer en la retaguardia, pasara lo que pasara, con
20 hombres bien escogidos. La idea era luchar hasta que se
desarrollara el movimiento o hasta agotar las posibilidades de este y
en ese caso habría decidido buscar otro frente o pedir asilo en
alguna parte. Pero al darse cuenta que no tenía posibilidades de
éxito, el 20 de noviembre decidió retirarse y organizó el paso del
lago Tanganica de vuelta a Tanzania.
Al
cabo de unos días en Dar es Salaam la mayoría de los cubanos volvió
vía Moscú a Cuba donde informaron de su misión.
Después
de la abortada misión, el Che permaneció en la embajada cubana de
Dar es Salaam para escribir su relato de la “Campaña Congoleña”.
A principios de 1966 viajó a Praga y volvió finalmente a Cuba,
donde ayudó a preparar su última expedición revolucionaria que en
noviembre de 1966 se iba a establecer al este de Bolivia.
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