miércoles, 31 de marzo de 2021

La utopía sueca

Estado de Bienestar sueco, nacimiento, auge y decadencia”




Suecia es sinónimo de estado de bienestar. Algunos autores dicen que el estado de bienestar sueco e remonta a finales del siglo XIX, antes de que los socialdemócratas accedieran al poder. En 1847 y 1853 Suecia aprobó leyes de ayuda a los sectores más vulnerables de su población y se fundó la Confederación de Sindicatos Suecos (LO), que tuvo un papel fundamental en la creación del estado de bienestar. Incluso el partido liberal, que históricamente se resistió a las políticas redistributivas, comenzó en 1913 a desarrollar servicios sociales. Algunos sostienen que el estado de bienestar sueco tiene su origen en una cultura del igualitarismo y cooperación surgida de los pequeños pueblos que integraban el país antes de la tardía industrialización. 

El estado de bienestar tal como ahora lo conocemos fue consecuencia de los pactos entre el partido socialdemócrata y los liberales, con la participación de los sindicatos, que juegan un papel muy importante en la sociedad sueca. Actualmente, el 80% de los trabajadores suecos están afiliados a sindicatos. En 1918 un gobierno de coalición liberal-socialdemócrata aprobó una nueva ley de ayuda a los pobres, transfiriendo recursos a los ayuntamientos, que fue la base del sistema sueco de asistencia social en las cuatro décadas siguientes.

El modelo sueco se ha asentado sobre una concepción de la responsabilidad del Estado en la provisión del bienestar, en una doble dimensión, las políticas de desarrollo del pleno empleo y la provisión de una red de servicios públicos universales. La visión comunitaria del Estado de acuerdo a las tradiciones políticas, y el concepto de solidaridad emergente de los principios socialdemócratas, han conformado esta concepción. El modelo socialdemócrata sueco ha tratado de disminuir el impacto del funcionamiento del mercado de trabajo sobre el bienestar de los individuos, configurando un nivel de bienestar independientemente de la posición de los individuos. Estas características son visibles ya en las políticas sociales desarrolladas a principios de siglo, como por ejemplo los primeros seguros de vejez e incapacidad establecidos en 1913 que cubrían no sólo a los asalariados o a aquellos con pensiones bajas sino a todos los grupos ocupacionales independientemente de sus ingresos. La educación, asistencia médica, servicios a las familias y trabajos de cuidados son considerados bienes públicos y servicios provistos por el Estado, es tan así que el Estado se convirtió en sinónimo de servicios sociales. Esta prestación de servicios universales para los ciudadanos y residentes se ha completado de forma progresiva con otros servicios cuyo acceso depende del mercado de trabajo.
La influencia del modelo del “hombre como responsable del mantenimiento de la familia” ha sido menor en el caso sueco. Las mujeres han recibido menores pensiones en su calidad de madres/esposas y éstas han ido disminuyendo progresivamente para ser sustituidas por prestaciones a título individual como ciudadanas. Pero el declive de natalidad a principios de siglo XX puso en marcha un sistema de prestaciones de maternidad e hijos a lo largo de los años 30 tanto para casadas como para madres solas.

La plenitud del estado de bienestar , respecto a la universalidad en el desarrollo de las políticas sociales, comenzó después de la Segunda Guerra Mundial. Se institucionalizaron las pensiones de ciudadanía para la vejez en 1946, las prestaciones por hijos independientemente de los recursos en 1948, la reforma de los seguros por enfermedad en 1955 y de pensiones en 1960. Antes de comenzados los 60 existía un sistema de seguros mínimos complementados con seguros según el nivel de ingresos y se daba mayor nivel de prestaciones a los hombres que a las mujeres. La progresiva universalidad de las prestaciones sociales ha dejado también sin efecto el impacto del menor salario de las mujeres en el acceso a dichos beneficios sociales. El reconocimiento de los trabajos de cuidados ha hecho que las mujeres pudieran reclamar el acceso a los beneficios sociales como mujeres y como madres mas que como esposas.
Las políticas llamadas de “conciliación del trabajo y la familia” consideradas características del modelo socialdemócrata sueco tienen en el Estado un desarrollo también precoz y avanzado. A partir de la década de los 70 se produce una fuerte inversión pública en la creación de servicios preescolares y una extensión de los permisos por maternidad a los padres.
Antes de la década del 60, las tasas de actividad femenina en Suecia no eran mayores que en Estados Unidos o Inglaterra, el mercado de trabajo estaba fuertemente segregado y las políticas laborales daban prioridad al empleo y al salario masculino. A partir de 1960, esta estructura va disolviéndose progresivamente a través de políticas activas de promoción del empleo femenino y de políticas de paridad salarial. A pesar del amplio desarrollo del estado del bienestar se ha configurado un mercado de trabajo fuertemente segregado en el que las mujeres siguen desarrollando primordialmente los trabajos de cuidados, que pesar de las políticas estatales, siguen teniendo un salario inferior al de los trabajos masculinos del sector público y privado.


La “utopía” socialdemócrata sueca comenzó a deshilacharse a finales de los años 80. El país vivió una liberalización financiera. Esta liberalización condujo a una burbuja inmobiliaria-financiera que explotó con la traumática crisis financiera de 1991. La caída del Muro de Berlín y la creciente hegemonía del discurso neoliberal, que impuso la llamada “Tercera Vía” con Tony Blair en el Reino Unido, Gerard Schroeder en Alemania y Bill Clinton en Estados Unidos, que básicamente se trató de una versión neoliberal de la socialdemocracia, terminó transformando a la socialdemocracia sueca, que se incorporó a la “Tercera Vía”. Suecia comenzó a adoptar una política de austeridad fiscal que pregona el déficit cero o incluso superávit, Estas políticas tuvieron su impacto sobre el estado de bienestar, la desigualdad creció a niveles nunca vistos en el país. En la actualidad unas 15 familias controlan el 70% de las grandes empresas y se calcula que la evasión impositiva creció de manera alarmante. Se estima que USD 5.000 millones fueron a parar a paraísos fiscales. La década de los 80 fue la última con pleno empleo, hoy una creciente parte de la población está desempleada o subempleada.

La actual coalición de centroizquierda (fuerza hegemónica desde los tiempos de posguerra) formada por socialdemócratas y progresistas, esta perdiendo terreno de forma alarmante frente la extrema derecha. El partido denominado “Demócratas Suecos”, un espacio xenófobo y neonazi, que según algunos analistas llaman “fascismo soft”, tiene una alta intención de voto (20%), según algunas encuestas. Esto abre el camino a una posible alianza entre la derecha tradicional y los "fascistas soft". Dicha alianza podría llegar al poder y desplazar a la tradicional coalición de centroizquierda, con el riesgo que eso implica.

Actualmente Suecia es un estado de bienestar combinado con neoliberalismo. La automotriz Volvo ya no construye vehículos en Suecia, lo hace en China para abaratar los costos. La utopía sueca aún existe pero esta en franca decadencia y su futuro es incierto.



No hay comentarios:

Publicar un comentario