jueves, 17 de junio de 2021

La Colonia Dignidad, el Auschwitz sudamericano

La Colonia Dignidad, el Auschwitz sudamericano”



Hace muy poco tiempo atrás se revelaron archivos sobre Colonia Dignidad. La Sociedad “Benefactora y Educacional” que fundó y lideró a unos 350 kilómetros al sur de Santiago, el siniestro pederasta nazi Paul Schäfer, alias "el profesor", quien fuera médico de la Wehmacht durante la Segunda Guerra Mundial. Los archivos confirman las atroces operaciones que se cometieron en el interior de este verdadero Auschwitz en pleno corazón de nuestra región.




Ya no es ningún secreto la estrecha colaboración que esta sociedad tuvo con la DINA (la policía secreta pinochetista). Se sabe que los sicarios de Pinochet se entrenaron y recibieron apoyo técnico y logístico de Schäfer, fueron entrenados a imagen y semejanza de las SS para que fueran brutales y despiadadas.

Colonia Dignidad se fundó como “una comunidad agraria de alemanes”, pero en realidad fue el reducto de una inmunda secta que durante décadas adoctrinó a sus integrantes en la más nefasta de las ideologías, en donde se abusó sexualmente de decenas de menores y en cuyo hospital se administraron psicofármacos ilegales y se aplicaron electroshocks a miembros de la comunidad.




Tras el golpe de Pinochet a Allende en 1973 funcionó allí un centro clandestino de detención y torturas. Esta “comunidad agraria” recibía financiamiento de círculos de poder, tanto en Chile como en Alemania.



Se convirtió en un “Estado dentro de otro Estado", una fortaleza inexpugnable, hermética, pero muy poderosa con una influencia hacia afuera mucho mayor de lo que se creía, lo que le permitió operar con absoluta impunidad durante mucho tiempo.

Schäfer llegó a Chile siendo fugitivo de la justicia alemana por cargos de pederastia, creó un reducto secreto rodeado por una valla con alambres de púa, que además poseía una torre de vigilancia y reflectores, y era custodiado por perros.

Los casi 300 ciudadanos alemanes y 20 niños huérfanos chilenos que vivían allí tenían "todo" lo que necesitaban: una escuela, un hospital con 60 camas, panadería, carnicería, talleres, establos, áreas de cultivo, un generador eléctrico y hasta un departamento jurídico propio.

Uno de los alemanes que huyó de Colonia Dignidad aseguró que "los miembros debían trabajar desde la mañana hasta la noche, sin fines de semana libres" bajo el lema de “Dios, esfuerzo y disciplina”. Según dicho testimonio, los que se revelaran o negaran a acatar dichas reglas eran sometidos a tratamientos con psicofármacos y electroshock. Para mayor horror, se descubrió que los que recibieran “el tratamiento” no debían gritar o se aumentaba la crueldad sobre ellos. En la colonia había un cartel que decía: “El silencio es fortaleza”.

El salario que debían recibir los miembros de la comunidad por su trabajo eran retenidos por los líderes, al igual que sus cédulas de identidad y pasaportes, para evitar que huyeran y se fueran al exterior. Según testimonios de los que lograron escapar de ese infierno, "todo se guardaba en una de las oficinas de la colonia bajo llave o era directamente eliminado".




De acuerdo con los archivos desclasificados, la Embajada Alemana en Santiago estaba al tanto desde el comienzo de las denuncias de vejaciones y pederastia en el lugar.

Sin embargo, cuando la Embajada Alemana enviaba a sus funcionarios a investigar el lugar, Schäfer y su mano derecha, el médico Hartmut Hopp, no les permitían la entrada y negaban todas las denuncias.

En uno de los documentos diplomáticos, uno de los habitantes que huyó del enclave recuerda que durante un almuerzo Schäfer presumió, mientras alzaba una mano con el puño cerrado: "A la embajada la tengo así entre mis manos".

Pero si las acusaciones de abusos a adultos y menores rondaron a Colonia Dignidad desde su creación, ése era sólo el inicio de su historia perturbadora: luego vendría el periodo de cooperación con la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el organismo encargado de la represión política durante el régimen de Pinochet.

Según surge de los documentos dados a conocer por el gobierno alemán, en esa época se pone de relieve el verdadero grado de poder e influencia que llegó a tener el campo de concentración de Schäfer en la tortura y desaparición de disidentes después del golpe del 73. Ese lugar sirvió de centro de detención clandestino para 112 presos políticos que fueron alojados en los búnkeres y túneles. La DINA tenía instalada ahí la estación de radio que servía de “Central de Recepción de la Red de Información del extranjero”.

Se sabe que desde 1973 Manuel Contreras (jefe de la DINA), era uno de los asiduos visitantes de la colonia. El pederasta nazi colaboró estrechamente con el dictador genocida chileno augusto Pinochet quién visitó el complejo en el helicóptero presidencial junto a su esposa. Hasta participaron de la inauguración de una escuela dentro de la colonia.



Fue probado que los alemanes incluso le proveían al ejército transmisores portátiles de gran potencia cuando los necesitaban.

Se creé que la poderosa estación de radio de la colonia fue usada en el marco de la “Operación Cóndor,” que tuvo por objetivo la coordinación de acciones y ayuda mutua de las dictaduras cívico – militares genocidas de la región. Lo que si esta probado es que Schäfer y sus hombres colaboraron con la DINA en la desaparición de personas.




A partir de 1973 vehículos pertenecientes a la colonia ingresaban habitualmente a la unidad de la DINA en la cercana ciudad de Parral para recoger detenidos y llevárselos a la comunidad agraria. A los prisioneros se los engañaba diciéndoles que serían trasladados a "un lugar bello" donde se volverían “mejores personas” para que luego pudieran ser reinsertados en la sociedad. La realidad fue muy diferente, fueron sometidos a torturas, trabajos forzados y asesinados. Hay testimonios que aseguran como se impartían las órdenes de muerte, “fertig” que en alemán significa “liquidar”.




También quedó probada la participación directa de miembros de Colonia Dignidad en la masacre de Cerro Gallo, en 1975, en el marco de la llamada "Operación Colombo".

En ese lugar, escuadrones militares chilenos fusilaron a decenas de prisioneros, a quienes una vez muertos hicieron pasar por guerrilleros que intentaban ingresar al país desde Argentina cruzando los Andes.

En una de las demandas penales presentadas contra Schäfer en Alemania, en este caso por el asesinato de un dirigente de izquierda de Chile, se dice que la víctima murió en esa matanza "a manos de unidades del ejército bajo el mando de líderes de la Colonia Dignidad que "vestían viejos uniformes alemanes".

Además asegura que el propio Schäfer supervisó el operativo sobrevolando la zona en helicóptero.

El testimonio de un ex soldado chileno que participó en el operativo de Cerro Gallo, reproducido en un documento presentado ante la fiscalía alemana y recogido por miembros de la Embajada Alemana aseguró lo siguiente: “Fuimos allí a perseguir a unos extremistas y los alemanes nos ayudaron. Conocían una montaña, el Cerro Gallo, donde decían que habían visto a extremistas. Pero no usamos nuestros vehículos. Sólo los de ellos. Ellos iban uniformados como militares con vestimenta alemana y los vehículos eran Unimog (Mercedes Benz). La noche anterior al operativo dormimos en la colonia, vinieron refuerzos militares de Chillán, Talca, Curicó y un grupo de infantería de Santiago, llegamos a ser uno 70 efectivos. En la colonia vi que había un helicóptero y pequeños aviones, era una verdadera una fortaleza".

La colonia contaba con una pista de despegue y aterrizaje de 2 km, adecuada para grandes aviones, se alude en los documentos desclasificados.

El ex soldado chileno que participó en la matanza aseguró que al momento de la misma, se encontraba presente su jefe (capitán de ejército chileno) y Schäfer. Luego volvió a remarcar: “Los alemanes conocían el cerro, sin ellos no hubiéramos logrado nada. Ellos eran los primeros, todo lo sabían. Algunos de ellos andaban de civil, tipo la policía secreta".

También quedó absolutamente probado que la colonia contaba con un verdadero arsenal, con armas muy superiores a las que tenía el propio ejército chileno.

Varios informes reservados de la Cancillería alemana se hacen eco de la afirmación de que en Colonia Dignidad existió un poderoso arsenal compuesto por modernas armas cortas, fusiles de asalto de 7,62 mm, ametralladoras del mismo calibre, granadas y hasta talleres en donde se fabricaban explosivos.

Se creé que el traficante de armas alemán Gerhard Mertins, estrechamente vinculado con Schäfer, era el proveedor de la colonia.

Al parecer las armas eran transportadas en valijas hacia Colonia Dignidad en vuelos de la aerolínea LAN desde Alemania.

Los documentos desclasificados revelan que la colonia era en realidad una fachada de una próspera firma comercial que suministró productos a 2 supermercados y que tenía intereses mineros, en especial en la extracción de oro y titanio. Todo con la anuencia del gobierno del genocida Augusto Pinochet. El dinero que ingresaba de las operaciones comerciales se guardaba en un principio en la habitación de Schäfer para luego se depositado en dólares en una cuenta en Alemania.

De hecho nunca quedó claro de dónde sacó Schäfer el dinero para comprar el terreno en donde construyó su campo de concentración. Algunas investigaciones sostienen que lo obtuvo a partir de la venta de inmuebles que habían pertenecido al ejército alemán, pero no hay precisiones al respecto.

Hay una pregunta que persiste y aún no fue contestada, ¿Dónde acabó el dinero de Schäfer y su círculo íntimo?

Hay sospechas, no verificadas, de que los fondos podrían estar ocultos en un paraíso fiscal en el Caribe.

La Colonia Dignidad mantuvo su poder e impunidad durante mucho tiempo por su estrecha relación con el régimen de Pinochet y sus vínculos con círculos de poder en Alemania, pero fundamentalmente por su formidable aparato jurídico que tenía vinculaciones con altos funcionarios de la dictadura pinochetista.

A mediados de los 80 el Auschwitz sudamericano había acumulado demasiadas denuncias en su contra, que eran respaldadas par la Embajada Alemana, Amnistía Internacional y varios medios de comunicación alemanes.

Con el retorno de la democracia a Chile, el poder del “profesor” se desvaneció.

El nuevo presidente, Patricio Aylwin, se comprometió a investigar a Colonia Dignidad y más tarde se creó una Comisión de la Verdad.

Cercado, Schäfer huyó a Argentina en 1997, donde fue arrestado en 2005.




Un año después, luego de que lo extraditaran a Chile, fue condenado a 33 años de prisión por abuso sexual de menores, torturas, asesinato y posesión ilegal de armas.

Murió del corazón en una cárcel de Santiago en 2010. Tenía 88 años.

Su mano derecha, el médico Hartmut Hopp, fue sentenciado en 2011 por la justicia chilena a cinco años de cárcel por encubrir a Schäfer en la violación de menores. No llegó a ser encarcelado, dado que escapó a Alemania.

La Colonia Dignidad fue rebautizada como “Villa Baviera” tras perder su personería jurídica en 1991 y luego fue reformada.

Sin embargo, su legado sigue presente, ya que los familiares de los desaparecidos continúan exigiendo justicia y que se esclarezca de una vez por todas todo lo ocurrido en el Auschwitz sudamericano











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