"El fútbol socialista, la revolución del virtuosismo"
El
deporte fue una de las prioridades del Estado en la URSS, en los
países del Pacto de Varsovia y en la desaparecida República Federal
Socialista de Yugoslavia. La desaparecida URSS participó en nueve
ediciones de los Juegos Olímpicos y logró obtener 1.010 medallas,
de las cuales 395 fueron de oro.
El fútbol fue una cuestión de
Estado en el mundo socialista. Lograron armar selecciones legendarias
con jugadores de una calidad exquisita, casi sudamericana. La URSS
ganó la primera Eurocopa de la historia en 1960 en donde derrotó a
otra gran selección socialista de aquellos años, Yugoslavia. La
URSS llegaría a disputar tres finales más del máximo certamen
europeo de selecciones, en 1964 (perdió con España), 1972 (perdió
con Alemania Federal) y 1988 (perdió con Holanda).
La mítica
roja de Lev Yashin también fue protagonista del Mundial de 1966,
llegando a las semifinales.
Inolvidables equipos como la
Selección de Hungría del Mundial de 1954 liderada por Puskás. Una
maravillosa selección que aplastó 8-3 a Alemania Federal en la
primera fase. Luego perdería inexplicablemente la final contra el
mismo rival 2-3 luego de ir ganando 2-0.
Ha hecho historia grande
la Selección Checoslovaca, campeón de la Eurocopa de 1976 y
subcampeón del mundo en los Mundiales de 1934 y 1962.
No sé
puede dejar de mencionar a la Selección de Alemania Democrática
(RDA) que derrotó 1-0 a su todopoderoso vecino capitalista, Alemania
Federal, en el Mundial de 1974. La RDA logró la Medalla de Oro en
fútbol en los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976.
Han tenido
destacadas actuaciones en Mundiales y Eurocopas: Yugoslavia
(semifinalista en 1962 y subcampeón de la Eurocopa en 1960 y 1968) y
Polonia que logró el tercer puesto en los Mundiales de 1974 y 1982.
Un párrafo aparte merecen los clubes socialistas que lograron
conquistar Europa y el mundo durante los años 70 y 80.
El Dinamo
Zagreb fue el primer club del mundo socialista en ganar una
competición continental, la Copa de Ferias de 1967, para muchos la
antecesora de la UEFA Europa League. La ganó brillantemente
derrotando en cuartos a la Juventus por un global de 5-2, al
Eintracht Frankfurt en una serie complicada donde perdió el primer
partido 3-0 y después lo dio vuelta en la revancha ganando 4-0, y en
la final derrotó al Leeds de Inglaterra, que nada pudo hacer frente
al equipo yugoslavo que conquistó el torneo y quedó en la
historia. El Dinamo Zagreb aún ostenta el mayor invicto de la historia del fútbol mundial, dado que no conoció la derrota en 103 partidos.
El maravilloso equipo georgiano, Dinamo Tibilisi, hizo
historia grande al ganar la Recopa de Europa en 1981. El equipo
emocionó a toda esa región a base de buen fútbol, eliminando a
equipos históricos como el West Ham United en cuartos de final y al
Feyenoord de Holanda en semifinales. La final la disputó contra otro
equipo del bloque socialista de esa época, el Carl Zeiss Jenna.
Los
de la capital georgiana ganaron por 2-1 obteniendo así el trofeo. Un
equipo que quedó marcado a fuego en la historia del fútbol de
Georgia y de la Unión Soviética en ese entonces.
El club
ucraniano, Dinamo de Kiev, marcó un antes y un después para el
fútbol soviético. De la mano de Valeri Lobanovsky consiguieron dos
Recopas de Europa, en la primera en 1975, eliminaron al
Eintracht Frankfurt en octavos y al complicado PSV en
semifinales. Y en la segunda, la de 1986, le ganaron al mismísimo
Atlético de Madrid por 3-0 en la final, equipo en el que atajaba el
ex campeón del mundo Ubaldo Matildo Fillol.
El Dinamo Kiev
consiguió la Supercopa de Europa en 1975 cuando le ganó al
mismísimo Bayern Múnich por 3-0. Dicha hazaña cobra más esplendor
porque en el gigante alemán jugaban Franz Beckenbauer, Gerd Müller
y Karl-Heinz Rummenigge. Tan grande fue la hazaña que Oleh Blokhin,
jugador del Dinamo, ganó el Balón de Oro.
La historia de cómo
salió campeón de Europa el Steaua Bucarest, equipo fundacional del
fútbol rumano, es realmente emocionante. Ese equipo humilló al
Barcelona y le dio un cachetazo a más de 60.000 personas que estaban
esa noche en el estadio Sanchez Pizjuán, lugar donde se disputó la
final de la Copa de Campeones de Europa (actual Champions League). El
Steaua aquella noche de 1986 se enfrentó contra el gigante catalán
y también contra toda Europa. Ganó por penales en una final muy
pareja, disputada y sufrida, que lo tuvo como a un justo ganador.
Luego venció al Dinamo de Kiev en la Supercopa por 1-0. Los
hinchas de River recordamos con mucho respeto al Steaua por aquella
final de la Copa Intercontinental de 1986. Teníamos un equipo
espectacular con el Beto Alonso, Gallego, Pumpido, Ruggeri, Funes y Alzamendi, que hizo el único
gol del partido para podamos traer a nuestras vitrinas la tan ansiada
copa. Más allá de eso fue una final para el infarto en donde los
rumanos le anunciaron al mundo el nacimiento de su fútbol. El
Steaua logró llegar a otra final de Copa de Campeones de Europa en
1988/89 en donde fue derrotado por el Milan.
Al Estrella Roja de Belgrado se le había escurrido la
gloria de las manos cuando fue subcampeón de la Recopa de
Europa 1975 y de la Copa UEFA 1979. El antecedente más destacado del
fútbol yogoslavo fue el Partizan que logró el subcampeonato en Copa
de Campeones de Europa en 1965/66 cuando fue derrotado por el
maravilloso Real Madrid de Alfredo Di Stéfano. Pero 1991 fue el año
en el que Estrella Roja brilló más fuerte en el universo del
fútbol. Quizás fue el mejor equipo del “bloque socialista” de
la historia. Un verdadero equipazo que fue la pesadilla de los equipos
del “occidente capitalista”. El Estrella Roja conquistó el mundo
en 1991 cuando ganó la Copa Intercontinental al darle una paliza a
Colo-Colo en Japón (3-0).
Antes de esa hazaña, conquistó la Copa
de Campeones de Europa en donde les dio verdaderas lecciones de
fútbol a todos los que se le cruzaron. Le ganó al Rangers de
Escocia en octavos, despachó al Bayern Múnich en semifinales y le
ganó la final al Olympique de Marsella por penales.
Si bien
perdió la final de la Copa UEFA de 1979 frente al Borussia
Moengladbach, hizo un brillante certamen ganándole al Arsenal en
octavos, al West Browmwich Albion en cuartos y al Hertha Berlin en la
semifinales. En fin, el Estrella Roja fue un equipo virtuoso pero con
mucha garra si es que el rival de turno estaba dispuesto a dar pelea.
Fue un club que quedó en la historia del fútbol porque dejó
huellas.
Luego de la caída de la URSS, el legado del fútbol
socialista se mantuvo vigente. La gran participación en Mundiales de
selecciones como la búlgara (cuarto puesto en 1994) la croata
(tercer puesto en 1998 y subcampeón en 2018), y actualmente la gran
actuación que están cumpliendo las selecciones de la República
Checa y Ucrania en la actual Eurocopa son una prueba inequívoca de
aquella herencia socialista en donde el buen trato de la bocha fue el
eje central de la doctrina.
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