jueves, 1 de abril de 2021

Oscar Ismael Poltronieri, el héroe del Monte Dos Hermanas

 El Prometeo argento que detuvo a los piratas



Oscar Ismael Poltronieri nació el 2/02/1962 en Mercedes, Provincia de Buenos Aires, proviene de una familia “de a caballo”, es uno de los tantos paisanos heroicos paridos en estos pagos.

Laburó en el campo desde purrete, se crio con la sencillez y libertad que caracteriza a nuestra gente. Aprendió a montar a pelo antes que a caminar, a diferenciar los pelajes de los pingos y hacerlos galopar como el viento.

A los 12 años ordeñaba vacas de madrugada, no pudo ir a la escuela, no sabía leer ni escribir, pero la vida le enseñó el valor del honor, la dignidad, la franqueza y la hombría de bien. El levantarse antes que el sol, sentir la escarcha en el agua al lavarse la cara, antes de salir al campo, lo fue moldeando en el inmenso e indomable guerrero en que pronto se convertiría.

Cuando sus padres se separaron se trasladó con su madre a la ciudad de Mercedes, estableciéndose en las cercanías del cementerio, en un barrio de casas humildes y de gente trabajadora, conocido entonces como “La Pampa Chica”. En el nuevo hogar debió transformarse en el hombre de la casa y por unas chirolas tuvo que lustrar zapatos en la plaza de la ciudad frente a la Catedral para ayudar a su vieja a llenar la olla.

A los 13 años decidió partir hacia la ciudad de Roque Pérez para trabajar en la cosecha de maíz. La soledad, el cansancio, el silencio y la sed que provoca esa ardua tarea siguió fortaleciendo su carácter y convirtiendo su piel en una armadura.

De forma sorpresiva estalló la Guerra de Malvinas, Oscar Ismael, que en ese entonces tenía 19 años, fue llamado y sin poder despedirse de su madre, marchó al helado sur para enfrentar al pirata usurpador. Sin saberlo, estaba listo para el combate, su vida entera había sido una “instrucción”.

El soldado conscripto Poltronieri estuvo destinado al Regimiento Número 6 de Infantería Mecanizada “General Viamonte” con asiento en Mercedes (Provincia de Bs. As.) Dicho regimiento se trasladó a las Islas Malvinas en abril de 1982 bajo el mando del Teniente Coronel Jorge Halperin, y relevó al RI 25 en el sector oeste de la posición inicialmente asignada a esta unidad en Puerto Argentino. El Regimiento Número 6 de Mercedes participó de última acción ofensiva terrestre realizada en las islas. En esa acción resultaron condecorados el Mayor Jaimet y el Subteniente Vilgre Lamadrid.



El conscripto Poltronieri estuvo en el combate del Monte Dos Hermanas (Two Sisters) donde él solo cubrió la retirada de sus compañeros con su ametralladora pesada FN MAG de origen belga, calibre 7,62 mm, con la banda de municiones vencidas y a la que el mismo le realizó un mantenimiento improvisado con grasa de oveja. Voluntariamente, Oscar Poltronieri, se ofreció a quedarse a cubrir la retirada de sus camaradas negándose a las insistencias de éstos de que se replegara con ellos. Desde las 6 de la mañana hasta las 3 de la tarde del 11/06/1982 con temperaturas de 17 grados bajo cero de sensación térmica evitó el avance enemigo por monte “Dos Hermanas” diezmando los avances de los invasores piratas con el cañón de su MAG que parecía disparar azufre del mismísimo infierno. Sus compañeros lo dieron por muerto y sin ser capturado reapareció tres días después.


Oscar Ismael recordó: Adelante nuestro estaba el regimiento 4 de Corrientes. Al costado teníamos al Regimiento de Infantería 7 de La Plata. Lo pasábamos todo el día en la trinchera. A veces bajábamos del cerro para matar un par de ovejas, "sancocharlas" así nomas y comerlas. Cuando venía un compañero de curso del teniente que me mandaba a mí, que se llamaba Llambías Pravaz, yo le pedía los binoculares y él me los prestaba. Así vi cómo que desembarcaron los ingleses. Pasaron unos días desde el desembarco hasta que llegaron a donde estábamos nosotros”.

En el Monte Dos Hermanas, en la madrugada del 11/06/1982 (a las 4 de la madrugada, hora argentina) comenzó un intenso fuego naval enemigo sobre las posiciones argentinas. El mismo se prolongó durante todo el día, acompañado por gran actividad aérea y el contraataque de la artillería antiaérea argentina.

Con las primeras luces asomando por el horizonte, el ejército invasor (unos 4.500 hombres de a pie) inició la marcha para dominar las alturas que rodean a Puerto Argentino: Monte Kent, Monte Harriet, Dos Hermanas, Tumbledown y Monte Longdon. El alto mando inglés calculaba que a las tropas argentinas se les habían terminado las raciones frescas el 10 de junio y calculaban que debían estar desmoralizadas.

Quienes sufrieron la peor parte del fuego enemigo fueron las fuerzas argentinas que ocupaban la zona, el BIM5, la Compañía de Ingenieros Anfibios como así también sobre los Regimientos 3 y 7 del Ejército Argentino y Las Secciones de Ametralladoras 12,7 mm de la Infantería de Marina.

Para capturar el Monte Dos Hermanas, una elevación 326 metros de altura que consiste en dos picos redondeados con laderas sumamente agudas y cinco cadenas de rocas, los usurpadores británicos lanzaron un ataque en tres puntas siguiendo planes elaborados por Andrew Whitehead. Eran las compañías X, Y y Z que sufrieron el fuego de la artillería argentina que tronaba sin cesar, retrasando el desplazamiento británico.

Oscar Ismael describió el choque con el enemigo: “Estábamos en el Monte Dos Hermanas, una noche yo estaba de guardia en la posición adelantada y escucho unas voces raras. No eran de los nuestros, no entendía lo que decían. Le aviso al Teniente, que viene con visor nocturno, los tipos estaban a 50 metros”.

Comenzaron a multiplicarse los movimientos de los invasores británicos cerca de Dos Hermanas. Se marcaron los avances de las compañías X, Y y Z, a las 23 horas del 11/06/1982 los invasores atacan el Monte Dos Hermanas (Two Sisters) y los montes Harriet y Longdon. Era la Tercera Brigada de Comandos de Royal Marines sobre las posiciones argentinas. El Comando (batallón) 42 atacó el monte Harriet y el Comando 45 el monte Dos Hermanas. El Comando 40 era de reserva. Las unidades de élite intentaron trepar la colina al grito de guerra de “¡Zulu, Zulu!” pero los ametralladoristas argentinos se lo impidieron.



Oscar Ismael recordó: “Los ingleses venían todos amontonados, tirando tiros por cualquier parte, gritando y tocando el tambor. Un soldado que estaba arriba del monte comenzó a tirarles con su ametralladora (MAG), ahí nos vieron y comenzó el fuego cruzado. A mi lado cayo un compañero con la cara llena de sangre, mientras yo le daba y le daba a la MAG. Ramón, el que había caído al lado mío, era mi compañero de arma. él era MAG Número 2 y yo MAG Número 1. Éramos muy amigos, por eso me dio tanta bronca. Ahí me dije: Si a él lo mataron a mí me van a matar también. ¿Por qué me la voy a salvar?. Entonces tenía que jugarme. Era casi de día, yo tiraba y tiraba, mi abastecedor, el que le ponía las cintas a la MAG, estaba cansado, pero yo seguía y seguía tirando contra los tipos. No se la iban a llevar de arriba”.

Una lluvia de fuego que pareció provenir del mismísimo Prometeo cubrió a los británicos, los proyectiles de 7,62 mm de la MAG, silbaban alrededor de los piratas forzando a las compañías enemigas X, Y y Z a arrojarse cuerpo a tierra sin poderse mover.

La Compañía X del capitán Ian Gardiner encabezó el ataque a Dos Hermanas. A las 23:30, hora local, la Tropa 3 del teniente David Stewart tropezó con una defensa argentina en el afloramiento rocoso y no pudieron continuar con el ataque. Rechazados en sus intentos en desalojar al Tercer Pelotón, la Tropa 2 del teniente Chris Caroe se lanzaron contra el pelotón defensor, pero el ataque se dispersó con la ayuda del fuego de artillería argentina. Durante más de cuatro horas los marines reales de la Compañía X quedaron inmovilizados en las laderas de la montaña. El fuego naval ondeaba hacia atrás y adelante a través de la montaña, pero el Tercer Pelotón de Llambías-Pravaz contuvo a los marines reales.

Los soldados argentinos que defendían las colinas que rodeaban Puerto Argentino fueron un hueso duro de roer. Los piratas recibieron orden de avanzar sea como sea y cuando esos hombres se lanzaron a la carrera, el combate en Dos Hermanas alcanzó su mayor ferocidad, con proyectiles de 105 mm, GPMG, MAW de 84 mm y LAW de 66 mm, volando por todas partes.

Mientras tanto, la Compañía Y, avanzaba por la derecha pero el fuego de morteros la obligó a detenerse, tuvieron numerosas bajas, entre ellas, dos jefes de sección, los tenientes Dunning y Davies, quienes debieron ser reemplazados por los sargentos Davidson y Gracie, respectivamente.

El intercambio de disparos se fue tornando feroz ya que, según Thompson, las posiciones argentinas estaban muy bien protegidas y soportaron los proyectiles británicos que estallaron sobre ellas. Después de cada explosión, las ametralladoras volvían a disparar.

El ataque inglés por el norte de Dos Hermanas comenzó a dar sus frutos, el Subteniente Pérez Grandi que defendía ese sector cayó gravemente herido y, posteriormente, el Subteniente Mosquera, el Capitán López Patterson se hizo cargo de las Secciones y continuó el combate. La situación se tornó confusa debido a las pocas posibilidades de mantener el control en un terreno tan escarpado y de impartir órdenes que llegaran en oportunidad.

El Subteniente Pérez Grandi herido en el campo de combate fue rescatado por el Cabo Urbina, junto con dos soldados, quiénes, cargándolo al hombro, lograron salvarle la vida. El enemigo continuó su avance sobre el sector norte, ante la proximidad del mismo, los morteros ya no podían tirar, y se combatió entre las piedras a distancias muy cortas, prácticamente cuerpo a cuerpo.

La Sección del Subteniente Llambías trataba de frenar con sus disparos al invasor. El combate duró toda la noche, y se rechazaron algunos ataques británicos. Estas fueron las últimas fracciones en replegarse.

Cuando se estaba por quedar sin munición, el Subteniente Llambías ordenó el repliegue de sus soldados, y luego de rechazar dos o tres ataques más y habiendo agotado su munición, inició el repliegue, creyendo ser el último hombre. Más tarde, se comprobó que algunos pocos soldados aislados habían continuado combatiendo desde otras posiciones. Uno de ellos era Poltronieri.

Oscar Ismael recordó: “En un momento parecía que todos los ingleses querían pararme, les jodía mi ametralladora, sentía como pasaban las balas, a las trazadoras se las veía clarito. Atrás de unas piedras estábamos nosotros amontonados, y a la orden de retirada, todos mis compañeros comenzaron a salir de sus posiciones, se fueron replegando hasta que en un momento estoy con mi abastecedor y el ayudante apuntador. Entonces les digo a los pibes: Váyanse, repliéguense, que yo me quedo solo. Ellos no querían, me decían: Negro, vayámonos todos, a vos solo te van a matar, te la van a dar. Yo les contesté: No, váyanse ustedes, tienen familia, amigos, todo. Yo también tengo familia, amigos, pero ellos habrían entendido mi decisión. Por último les dije: ¡Y váyanse de una vez, carajo, después voy a ir yo!.



En tres oportunidades me quedé solo con la ametralladora, dándoles tiempo a los otros a que se replegaran. Los ingleses no podían avanzar, en cuanto levantaban la cabeza yo les sacudía, vi caer a varios. En un momento me junte con un soldado, los ingleses se venían agachaditos. Entonces yo sentí una voz que no era una voz nuestra, era una voz inglesa y el soldado agarró una granada y se fue a tirarla a los ingleses, me dijo: Vos quédate acá. Se adelantó con la granada y se las tiró, pero se la devolvieron antes que explotara y le cayó justito a él y lo tiró para arriba y lo abrió al medio, y me quede solo otra vez. Solamente quedaba cerca de mí un sargento, pero yo sabía que la señora de él, justo ese día había tenido una nena. Le había llegado un telegrama. Le dije entonces al Sargento: Mi sargento, usted tiene un nuevo hijo en el mundo y tiene que verlo. Repliéguese. Déjeme a mi solo. Yo soy soltero y prefiero morir yo antes que usted, me la voy a arreglar, y finalmente lo hice.

El subteniente me decía: Te tenés que replegar Poltronieri, que te van a matar. Pero yo le decía que se fueran ellos. Porque yo sabía que el sargento Echeverría había tenido familia en esos días, entonces insistí: “Váyanse ustedes que tienen hijos, que tienen familia. Yo no tengo a nadie.

A lo lejos veía como peleaba la gente del RI7 de La Plata, en Monte Longdon atrás nuestro cerca de la playa en la noche del 11 al 12 de junio, a 14 kilómetros de Puerto Argentino. Llovían las balas sobre mí, estaba solo. Me repliego y tiro, me repliego y tiro, hasta que llegué al pueblo”.

Los británicos no podían creer que era un único soldado el que los frenaba disparando. Este héroe combatió contra más de mil tropas inglesas de élite. Sus compañeros lo dieron por muerto y sin ser capturado reapareció tres días después en Puerto Argentino.

Después de rechazar la avanzada enemiga, Oscar se desplazó hacia el Monte Longdon, donde ya de noche se encontró con soldados de diversos Regimientos, de Marina y Ejército que estaban combatiendo contra los invasores.

A las 04.30 del 12 de junio, el teniente coronel Whitehead informó a sus superiores que el total de los objetivos en Dos Hermanas estaban asegurados. Declararon los ingleses 8 muertos y 17 heridos en esta batalla. Las verdaderas bajas de los británicos fueron más del triple.

Poltronieri se reencontró con sus camaradas dos días después de que sus compañeros se replegaran y lo dejaran al joven soldado como única cobertura, reapareció en Puerto Argentino sin un solo rasguño.

Oscar recordó: “En Puerto Argentino les pregunto a unos soldados si sabían dónde estaba el RI6, yo quería volver con los míos, Ellos dijeron que habían pasado por ahí y que les dijeron que el punto de reunión del Regimiento era el cementerio. Cuando llego al cementerio ya habían pasado casi dos días, mis compañeros me ven y no lo pueden creer. Ellos pensaban que me habían matado los ingleses. Y yo les dije: ¿Qué? ¡Esos tipos a mi no me matan, me salvé, no me la dieron. Todos empezaron a gritar, a abrazarme, se me tiraron encima, como en la cancha al que hace un Gol.

Luego me levantaron, me llevaron en andas, tenían mucha alegría de verme, después lloré. Luego me enteré que al hacer el parte, me habían dado por muerto o desaparecido, pero el Sargento contó que yo me había quedado en la posición tirando con mi MAG. El Teniente no podía creer que yo hubiera vuelto, me agarró y me dio un abrazo, y me dijo: ¡Poltronieri volviste, estas vivo!. El destino mío era volver y acá estoy.

Por su valor y heroísmo fue condecorado con la Cruz de la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate el 4/06/1983.



¡Gloria y honor a los héroes de Malvinas!

¡Las Malvinas fueron, son y serán argentinas!

¡Viva la Patria!




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