martes, 29 de junio de 2021

El fútbol socialista, la revolución del virtuosismo

"El fútbol socialista, la revolución del virtuosismo"




El deporte fue una de las prioridades del Estado en la URSS, en los países del Pacto de Varsovia y en la desaparecida República Federal Socialista de Yugoslavia. La desaparecida URSS participó en nueve ediciones de los Juegos Olímpicos y logró obtener 1.010 medallas, de las cuales 395 fueron de oro.

El fútbol fue una cuestión de Estado en el mundo socialista. Lograron armar selecciones legendarias con jugadores de una calidad exquisita, casi sudamericana. La URSS ganó la primera Eurocopa de la historia en 1960 en donde derrotó a otra gran selección socialista de aquellos años, Yugoslavia. La URSS llegaría a disputar tres finales más del máximo certamen europeo de selecciones, en 1964 (perdió con España), 1972 (perdió con Alemania Federal) y 1988 (perdió con Holanda).
La mítica roja de Lev Yashin también fue protagonista del Mundial de 1966, llegando a las semifinales.




Inolvidables equipos como la Selección de Hungría del Mundial de 1954 liderada por Puskás. Una maravillosa selección que aplastó 8-3 a Alemania Federal en la primera fase. Luego perdería inexplicablemente la final contra el mismo rival 2-3 luego de ir ganando 2-0.




Ha hecho historia grande la Selección Checoslovaca, campeón de la Eurocopa de 1976 y subcampeón del mundo en los Mundiales de 1934 y 1962.





No sé puede dejar de mencionar a la Selección de Alemania Democrática (RDA) que derrotó 1-0 a su todopoderoso vecino capitalista, Alemania Federal, en el Mundial de 1974. La RDA logró la Medalla de Oro en fútbol en los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976.




Han tenido destacadas actuaciones en Mundiales y Eurocopas: Yugoslavia (semifinalista en 1962 y subcampeón de la Eurocopa en 1960 y 1968) y Polonia que logró el tercer puesto en los Mundiales de 1974 y 1982.






Un párrafo aparte merecen los clubes socialistas que lograron conquistar Europa y el mundo durante los años 70 y 80.



El Dinamo Zagreb fue el primer club del mundo socialista en ganar una competición continental, la Copa de Ferias de 1967, para muchos la antecesora de la UEFA Europa League. La ganó brillantemente derrotando en cuartos a la Juventus por un global de 5-2, al Eintracht Frankfurt en una serie complicada donde perdió el primer partido 3-0 y después lo dio vuelta en la revancha ganando 4-0, y en la final derrotó al Leeds de Inglaterra, que nada pudo hacer frente al equipo yugoslavo que conquistó el torneo y quedó en la historia. El Dinamo Zagreb aún ostenta el mayor invicto de la historia del fútbol mundial, dado que no conoció la derrota en 103 partidos.
El maravilloso equipo georgiano, Dinamo Tibilisi, hizo historia grande al ganar la Recopa de Europa en 1981. El equipo emocionó a toda esa región a base de buen fútbol, eliminando a equipos históricos como el West Ham United en cuartos de final y al Feyenoord de Holanda en semifinales. La final la disputó contra otro equipo del bloque socialista de esa época, el Carl Zeiss Jenna.




Los de la capital georgiana ganaron por 2-1 obteniendo así el trofeo. Un equipo que quedó marcado a fuego en la historia del fútbol de Georgia y de la Unión Soviética en ese entonces.




El club ucraniano, Dinamo de Kiev, marcó un antes y un después para el fútbol soviético. De la mano de Valeri Lobanovsky consiguieron dos Recopas de Europa, en la primera en 1975, eliminaron al Eintracht Frankfurt en octavos y al complicado PSV en semifinales. Y en la segunda, la de 1986, le ganaron al mismísimo Atlético de Madrid por 3-0 en la final, equipo en el que atajaba el ex campeón del mundo Ubaldo Matildo Fillol.




El Dinamo Kiev consiguió la Supercopa de Europa en 1975 cuando le ganó al mismísimo Bayern Múnich por 3-0. Dicha hazaña cobra más esplendor porque en el gigante alemán jugaban Franz Beckenbauer, Gerd Müller y Karl-Heinz Rummenigge. Tan grande fue la hazaña que Oleh Blokhin, jugador del Dinamo, ganó el Balón de Oro.




La historia de cómo salió campeón de Europa el Steaua Bucarest, equipo fundacional del fútbol rumano, es realmente emocionante. Ese equipo humilló al Barcelona y le dio un cachetazo a más de 60.000 personas que estaban esa noche en el estadio Sanchez Pizjuán, lugar donde se disputó la final de la Copa de Campeones de Europa (actual Champions League). El Steaua aquella noche de 1986 se enfrentó contra el gigante catalán y también contra toda Europa. Ganó por penales en una final muy pareja, disputada y sufrida, que lo tuvo como a un justo ganador.




Luego venció al Dinamo de Kiev en la Supercopa por 1-0. Los hinchas de River recordamos con mucho respeto al Steaua por aquella final de la Copa Intercontinental de 1986. Teníamos un equipo espectacular con el Beto Alonso, Gallego, Pumpido, Ruggeri, Funes y Alzamendi, que hizo el único gol del partido para podamos traer a nuestras vitrinas la tan ansiada copa. Más allá de eso fue una final para el infarto en donde los rumanos le anunciaron al mundo el nacimiento de su fútbol. El Steaua logró llegar a otra final de Copa de Campeones de Europa en 1988/89 en donde fue derrotado por el Milan. 




Al Estrella Roja de Belgrado se le había escurrido la gloria de las manos cuando fue subcampeón de  la Recopa de Europa 1975 y de la Copa UEFA 1979. El antecedente más destacado del fútbol yogoslavo fue el Partizan que logró el subcampeonato en Copa de Campeones de Europa en 1965/66 cuando fue derrotado por el maravilloso Real Madrid de Alfredo Di Stéfano. Pero 1991 fue el año en el que Estrella Roja brilló más fuerte en el universo del fútbol. Quizás fue el mejor equipo del “bloque socialista” de la historia. Un verdadero equipazo que fue la pesadilla de los equipos del “occidente capitalista”. El Estrella Roja conquistó el mundo en 1991 cuando ganó la Copa Intercontinental al darle una paliza a Colo-Colo en Japón (3-0). 




Antes de esa hazaña, conquistó la Copa de Campeones de Europa en donde les dio verdaderas lecciones de fútbol a todos los que se le cruzaron. Le ganó al Rangers de Escocia en octavos, despachó al Bayern Múnich en semifinales y le ganó la final al Olympique de Marsella por penales.
Si bien perdió la final de la Copa UEFA de 1979 frente al Borussia Moengladbach, hizo un brillante certamen ganándole al Arsenal en octavos, al West Browmwich Albion en cuartos y al Hertha Berlin en la semifinales. En fin, el Estrella Roja fue un equipo virtuoso pero con mucha garra si es que el rival de turno estaba dispuesto a dar pelea. Fue un club que quedó en la historia del fútbol porque dejó huellas.
Luego de la caída de la URSS, el legado del fútbol socialista se mantuvo vigente. La gran participación en Mundiales de selecciones como la búlgara (cuarto puesto en 1994) la croata (tercer puesto en 1998 y subcampeón en 2018), y actualmente la gran actuación que están cumpliendo las selecciones de la República Checa y Ucrania en la actual Eurocopa son una prueba inequívoca de aquella herencia socialista en donde el buen trato de la bocha fue el eje central de la doctrina.







jueves, 17 de junio de 2021

La Colonia Dignidad, el Auschwitz sudamericano

La Colonia Dignidad, el Auschwitz sudamericano”



Hace muy poco tiempo atrás se revelaron archivos sobre Colonia Dignidad. La Sociedad “Benefactora y Educacional” que fundó y lideró a unos 350 kilómetros al sur de Santiago, el siniestro pederasta nazi Paul Schäfer, alias "el profesor", quien fuera médico de la Wehmacht durante la Segunda Guerra Mundial. Los archivos confirman las atroces operaciones que se cometieron en el interior de este verdadero Auschwitz en pleno corazón de nuestra región.




Ya no es ningún secreto la estrecha colaboración que esta sociedad tuvo con la DINA (la policía secreta pinochetista). Se sabe que los sicarios de Pinochet se entrenaron y recibieron apoyo técnico y logístico de Schäfer, fueron entrenados a imagen y semejanza de las SS para que fueran brutales y despiadadas.

Colonia Dignidad se fundó como “una comunidad agraria de alemanes”, pero en realidad fue el reducto de una inmunda secta que durante décadas adoctrinó a sus integrantes en la más nefasta de las ideologías, en donde se abusó sexualmente de decenas de menores y en cuyo hospital se administraron psicofármacos ilegales y se aplicaron electroshocks a miembros de la comunidad.




Tras el golpe de Pinochet a Allende en 1973 funcionó allí un centro clandestino de detención y torturas. Esta “comunidad agraria” recibía financiamiento de círculos de poder, tanto en Chile como en Alemania.



Se convirtió en un “Estado dentro de otro Estado", una fortaleza inexpugnable, hermética, pero muy poderosa con una influencia hacia afuera mucho mayor de lo que se creía, lo que le permitió operar con absoluta impunidad durante mucho tiempo.

Schäfer llegó a Chile siendo fugitivo de la justicia alemana por cargos de pederastia, creó un reducto secreto rodeado por una valla con alambres de púa, que además poseía una torre de vigilancia y reflectores, y era custodiado por perros.

Los casi 300 ciudadanos alemanes y 20 niños huérfanos chilenos que vivían allí tenían "todo" lo que necesitaban: una escuela, un hospital con 60 camas, panadería, carnicería, talleres, establos, áreas de cultivo, un generador eléctrico y hasta un departamento jurídico propio.

Uno de los alemanes que huyó de Colonia Dignidad aseguró que "los miembros debían trabajar desde la mañana hasta la noche, sin fines de semana libres" bajo el lema de “Dios, esfuerzo y disciplina”. Según dicho testimonio, los que se revelaran o negaran a acatar dichas reglas eran sometidos a tratamientos con psicofármacos y electroshock. Para mayor horror, se descubrió que los que recibieran “el tratamiento” no debían gritar o se aumentaba la crueldad sobre ellos. En la colonia había un cartel que decía: “El silencio es fortaleza”.

El salario que debían recibir los miembros de la comunidad por su trabajo eran retenidos por los líderes, al igual que sus cédulas de identidad y pasaportes, para evitar que huyeran y se fueran al exterior. Según testimonios de los que lograron escapar de ese infierno, "todo se guardaba en una de las oficinas de la colonia bajo llave o era directamente eliminado".




De acuerdo con los archivos desclasificados, la Embajada Alemana en Santiago estaba al tanto desde el comienzo de las denuncias de vejaciones y pederastia en el lugar.

Sin embargo, cuando la Embajada Alemana enviaba a sus funcionarios a investigar el lugar, Schäfer y su mano derecha, el médico Hartmut Hopp, no les permitían la entrada y negaban todas las denuncias.

En uno de los documentos diplomáticos, uno de los habitantes que huyó del enclave recuerda que durante un almuerzo Schäfer presumió, mientras alzaba una mano con el puño cerrado: "A la embajada la tengo así entre mis manos".

Pero si las acusaciones de abusos a adultos y menores rondaron a Colonia Dignidad desde su creación, ése era sólo el inicio de su historia perturbadora: luego vendría el periodo de cooperación con la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el organismo encargado de la represión política durante el régimen de Pinochet.

Según surge de los documentos dados a conocer por el gobierno alemán, en esa época se pone de relieve el verdadero grado de poder e influencia que llegó a tener el campo de concentración de Schäfer en la tortura y desaparición de disidentes después del golpe del 73. Ese lugar sirvió de centro de detención clandestino para 112 presos políticos que fueron alojados en los búnkeres y túneles. La DINA tenía instalada ahí la estación de radio que servía de “Central de Recepción de la Red de Información del extranjero”.

Se sabe que desde 1973 Manuel Contreras (jefe de la DINA), era uno de los asiduos visitantes de la colonia. El pederasta nazi colaboró estrechamente con el dictador genocida chileno augusto Pinochet quién visitó el complejo en el helicóptero presidencial junto a su esposa. Hasta participaron de la inauguración de una escuela dentro de la colonia.



Fue probado que los alemanes incluso le proveían al ejército transmisores portátiles de gran potencia cuando los necesitaban.

Se creé que la poderosa estación de radio de la colonia fue usada en el marco de la “Operación Cóndor,” que tuvo por objetivo la coordinación de acciones y ayuda mutua de las dictaduras cívico – militares genocidas de la región. Lo que si esta probado es que Schäfer y sus hombres colaboraron con la DINA en la desaparición de personas.




A partir de 1973 vehículos pertenecientes a la colonia ingresaban habitualmente a la unidad de la DINA en la cercana ciudad de Parral para recoger detenidos y llevárselos a la comunidad agraria. A los prisioneros se los engañaba diciéndoles que serían trasladados a "un lugar bello" donde se volverían “mejores personas” para que luego pudieran ser reinsertados en la sociedad. La realidad fue muy diferente, fueron sometidos a torturas, trabajos forzados y asesinados. Hay testimonios que aseguran como se impartían las órdenes de muerte, “fertig” que en alemán significa “liquidar”.




También quedó probada la participación directa de miembros de Colonia Dignidad en la masacre de Cerro Gallo, en 1975, en el marco de la llamada "Operación Colombo".

En ese lugar, escuadrones militares chilenos fusilaron a decenas de prisioneros, a quienes una vez muertos hicieron pasar por guerrilleros que intentaban ingresar al país desde Argentina cruzando los Andes.

En una de las demandas penales presentadas contra Schäfer en Alemania, en este caso por el asesinato de un dirigente de izquierda de Chile, se dice que la víctima murió en esa matanza "a manos de unidades del ejército bajo el mando de líderes de la Colonia Dignidad que "vestían viejos uniformes alemanes".

Además asegura que el propio Schäfer supervisó el operativo sobrevolando la zona en helicóptero.

El testimonio de un ex soldado chileno que participó en el operativo de Cerro Gallo, reproducido en un documento presentado ante la fiscalía alemana y recogido por miembros de la Embajada Alemana aseguró lo siguiente: “Fuimos allí a perseguir a unos extremistas y los alemanes nos ayudaron. Conocían una montaña, el Cerro Gallo, donde decían que habían visto a extremistas. Pero no usamos nuestros vehículos. Sólo los de ellos. Ellos iban uniformados como militares con vestimenta alemana y los vehículos eran Unimog (Mercedes Benz). La noche anterior al operativo dormimos en la colonia, vinieron refuerzos militares de Chillán, Talca, Curicó y un grupo de infantería de Santiago, llegamos a ser uno 70 efectivos. En la colonia vi que había un helicóptero y pequeños aviones, era una verdadera una fortaleza".

La colonia contaba con una pista de despegue y aterrizaje de 2 km, adecuada para grandes aviones, se alude en los documentos desclasificados.

El ex soldado chileno que participó en la matanza aseguró que al momento de la misma, se encontraba presente su jefe (capitán de ejército chileno) y Schäfer. Luego volvió a remarcar: “Los alemanes conocían el cerro, sin ellos no hubiéramos logrado nada. Ellos eran los primeros, todo lo sabían. Algunos de ellos andaban de civil, tipo la policía secreta".

También quedó absolutamente probado que la colonia contaba con un verdadero arsenal, con armas muy superiores a las que tenía el propio ejército chileno.

Varios informes reservados de la Cancillería alemana se hacen eco de la afirmación de que en Colonia Dignidad existió un poderoso arsenal compuesto por modernas armas cortas, fusiles de asalto de 7,62 mm, ametralladoras del mismo calibre, granadas y hasta talleres en donde se fabricaban explosivos.

Se creé que el traficante de armas alemán Gerhard Mertins, estrechamente vinculado con Schäfer, era el proveedor de la colonia.

Al parecer las armas eran transportadas en valijas hacia Colonia Dignidad en vuelos de la aerolínea LAN desde Alemania.

Los documentos desclasificados revelan que la colonia era en realidad una fachada de una próspera firma comercial que suministró productos a 2 supermercados y que tenía intereses mineros, en especial en la extracción de oro y titanio. Todo con la anuencia del gobierno del genocida Augusto Pinochet. El dinero que ingresaba de las operaciones comerciales se guardaba en un principio en la habitación de Schäfer para luego se depositado en dólares en una cuenta en Alemania.

De hecho nunca quedó claro de dónde sacó Schäfer el dinero para comprar el terreno en donde construyó su campo de concentración. Algunas investigaciones sostienen que lo obtuvo a partir de la venta de inmuebles que habían pertenecido al ejército alemán, pero no hay precisiones al respecto.

Hay una pregunta que persiste y aún no fue contestada, ¿Dónde acabó el dinero de Schäfer y su círculo íntimo?

Hay sospechas, no verificadas, de que los fondos podrían estar ocultos en un paraíso fiscal en el Caribe.

La Colonia Dignidad mantuvo su poder e impunidad durante mucho tiempo por su estrecha relación con el régimen de Pinochet y sus vínculos con círculos de poder en Alemania, pero fundamentalmente por su formidable aparato jurídico que tenía vinculaciones con altos funcionarios de la dictadura pinochetista.

A mediados de los 80 el Auschwitz sudamericano había acumulado demasiadas denuncias en su contra, que eran respaldadas par la Embajada Alemana, Amnistía Internacional y varios medios de comunicación alemanes.

Con el retorno de la democracia a Chile, el poder del “profesor” se desvaneció.

El nuevo presidente, Patricio Aylwin, se comprometió a investigar a Colonia Dignidad y más tarde se creó una Comisión de la Verdad.

Cercado, Schäfer huyó a Argentina en 1997, donde fue arrestado en 2005.




Un año después, luego de que lo extraditaran a Chile, fue condenado a 33 años de prisión por abuso sexual de menores, torturas, asesinato y posesión ilegal de armas.

Murió del corazón en una cárcel de Santiago en 2010. Tenía 88 años.

Su mano derecha, el médico Hartmut Hopp, fue sentenciado en 2011 por la justicia chilena a cinco años de cárcel por encubrir a Schäfer en la violación de menores. No llegó a ser encarcelado, dado que escapó a Alemania.

La Colonia Dignidad fue rebautizada como “Villa Baviera” tras perder su personería jurídica en 1991 y luego fue reformada.

Sin embargo, su legado sigue presente, ya que los familiares de los desaparecidos continúan exigiendo justicia y que se esclarezca de una vez por todas todo lo ocurrido en el Auschwitz sudamericano