viernes, 9 de diciembre de 2022

La religión nazi, el culto del exterminio

 “La religión nazi, el culto del exterminio”




Para poder justificar la barbarie que desencadenaron sobre el mundo, los nazis inventaron un culto siniestro que malinterpretó la historia de forma perversa. Ese culto nació a finales del siglo XIX con las sociedades secretas esotéricas de finales del siglo que fueron la usina de pensamiento que provocaron el surgimiento del nacionalismo supremacista alemán que decantó en el nacional socialismo en Alemania. La más destacada fue la “Sociedad Thule”, creada por un demente llamado Rudolf von Sebottendorff.

Los miembros de esta secta ocultista y racista, los alemanes eran descendientes directos de los arios. Los arios eran altos, fuertes, rubios, guerreros invencibles y creadores de cultura. Lo cierto es que ese pueblo jamás existió, hubo teorías disparatadas e incomprobables, como la que sostenía que migraron a Europa desde el Tíbet, la que aseguraba que provenían de la Atlántida y quizás la más disparatada de todas que sitúa el origen de los arios en una mítica isla nórdica llamada "Thule".



Algunos referentes de la Sociedad Thule llegaron a decir que los arios eran “dioses con poderes divinos”. Según ellos, los alemanes podían recuperar esos poderes divinos que los volvería invencibles. Dichos poderes se perdieron porque los arios se mezclaron con razas inferiores, como por ejemplo los judíos. Las razas genéricamente defectuosas destruyeron y corrompieron la cultura del pueblo alemán.

Una vez que el Nacional Socialismo llegó al poder, Heinrich Himmler se basó en esas teorías para crear la religión del Reich que dominaría el mundo por mil años.

Las SS de Himmler se convirtieron en la orden sacerdotal de la nueva religión del Estado que se inspiró en la antigua religión pagana germánica. Hitler se convirtió en el mesías del pueblo alemán y Himlmer se convirtió en su sumo sacerdote.

En el bosque de Teutoburgo aún se encuentra el castillo de Wewelsburg que Himmler convirtió en el epicentro del culto pagano nazi. Ese sería el centro espiritual del nuevo culto, el centro del mundo y el eje sobre el cual giraría el mundo. El castillo se convirtió en el bastión de las SS, que además de soldados, se convirtieron en los “sacerdotes de la religión”.



El símbolo imperante en el castillo era el “sol negro”
(Schwarze Sonne en alemán), un símbolo cósmico de cuyo centro parte el poder de los dioses arios. El sol es una combinación de los tres símbolos más relevantes de la inmunda ideología nazi: la rueda solar, la esvástica y la runa de la victoria (un símbolo empleado por las antiguas tribus germánicas)

En los sótanos del castillo serían depositadas las cenizas de los oficiales de las SS, que harían las veces de vínculo espiritual entre los vivos y los “ancestros arios”.



Allí se realizaban los casamientos de los integrantes de las SS. La ceremonia era una especie de rito de iniciación en donde se renegaba de la religión que se profesara. La boda era presidida por un oficial de las SS que hacía las veces de sacerdote pagano. El celebrante le daba a la pareja que se casaba una daga (simboliza la admisión en la hermandad), pan y sal (símbolo de la raza alemana) y una copia de “Mi Lucha” de Adolf Hitler...la "biblia nazi”.

Himmler aseguraba que había que desterrar al cristianismo por haber debilitado al pueblo alemán y lo definía como “la peor plaga de la historia alemana”. Por esa razón se abocó a la creación de una nueva “religión” pagana basada en la superioridad de la raza aria que reemplazaría al cristianismo en Alemania y a todas las demás religiones del mundo una vez que ese sea conquistado.

Los nazis establecieron que los “germanos puros” descendientes de los arios eran la raza superior que debían exterminar a las razas inferiores, genéricamente defectuosas y destructoras, en especial el pueblo judío.

Himmler sostenía que las razas se corrompieron con la cruza. Uno de los mayores asesinos en masa de la historia humana pensó que podría restablecer la “pureza racial” a través del exterminio de las razas inferiores. Para lograrlo, las SS se estructuraron copiando a la orden templaria, la teutonica y hasta se basaron en los “caballeros de la mesa redonda del rey Arturo”. El símbolo de pertenecía a la orden de las SS era el anillo de la calavera. Dicho anillo poseía una calavera rodeada de runas que según Himmler conectaban con el pasado ario.

Himmler quería derogar al cristianismo y en especial a su humanismo y sustituirlo por un paganismo basado en la “fuerza” de dioses germánicos que habían “existido en el mundo”.




Las rocas de Externsteine en el bosque de Teutoburgo se convirtió en un centro de adoración pagana. En ese lugar, según los nazis, se hacían sacrificios humanos para apaciguar a los dioses paganos.

Los solsticios volvieron a cobrar importancia como en tiempos paganos y pretendieron sustituir las festividades cristianas. Comenzaron a recrear antiguas y olvidadas ceremonias en donde usaban guirnaldas de hojas (símbolos paganos de la fertilidad) que luego eran arrojadas al fuego en los solsticios. El crecimiento de las llamas simboliza el “ascenso de Alemania”.

La mano derecha de Himmler, Karl Maria Wiligut, (un enfermo psiquiátrico que estuvo recluido en un hospital psiquiátrico) decía que era la “reencarnación de los reyes arios”. Dijo que era capaz de “recordar todas sus reencarnaciones remontándose 100.000 años atrás” y que podía “recordar antiguos hechizos rúnicos anteriores a la época romana”. Solo un asesino en masa despiadado como Himmler pudo haber tenido como “consejero” a un demente como ese.

Para darle algún tipo de “credibilidad” a la interpretación nazi de la historia, las SS crearon una unidad especial llamada “Ahnenerbe”. La unidad se encargó de buscar y encontrar pruebas que demostraran la existencia de la cultura aria. Se dedicaron a descifrar la escritura rúnica y recorrieron toda Alemania en busca de los vestigios materiales de la cultura aria. Aunque parezca un disparate difícil de creer, parte de la unidad Ahnenerbe se dedicó a estudiar los “rayos” del dios Thor. Pensaban que en realidad era un arma creada por los arios para destruir a sus enemigos. A mi entender esa fue uno de los mayores disparates inventados por Himmler.

De hecho Himmler estaba obsesionado con el santo grial. Quería hallarlo y llevarlo como un trofeo al castillo de Wewelsburg. Para los nazis no se trataba de la copa usada por Cristo en la última cena ni la que recorrió su sangre en la crucifixión, era una reliquia pagaba que poseía un gran poder oculto.


La unidad Ahnenerbe lo buscó en las ruinas del castillo de Montsegur, último bastión de los herejes cátaros. Según los “expertos” de la Ahnenerbe, los cátaros que sobrevivieron a la cruzada lanzada contra ellos se llevaron el santo grial y lo enterraron en cuevas cercanas a Montsegur. Los arqueólogos nazis liderados por Otto Rahn jamás encontraron nada. Ante la falta de resultados Rahn comenzó a temer por su vida, además temía que se descubriera que era homosexual. Pidió la baja de las SS, y poco tiempo después fue hallado muerto en extrañas circunstancias.

Himmler envió a sus arqueólogos de la Ahnenerbe al Tíbet para buscar rastros de la cultura aria. Himmler decía que los “arios se refugiaron en el Tíbet para sobrevivir al diluvio universal”. No encontraron absolutamente ningún rastro de la “cultura aria” en la Cordillera del Himalaya.

Antes de ser un partido político, los nazis era una secta y siempre funcionó con esos parámetros. Utilizaron a la propaganda para lavarle el cerebro a las masas. Así convirtieron a un ser mediocre con la mente enferma en un “mesías”.




La propaganda de Goebbels lo hacía aparecer a Hitler bajando del cielo como un semidiós, era el “mesías” Alemania y el dios supremo de su nueva religión. Los discursos de Hitler eran misas que el cine (controlado por Goebbels) utilizó como una herramienta para la manipulación. El mesías que curaría a una Alemania empobrecida y derrotada a su resurgimiento y a conquistar el mundo. De hecho “hail” (salve) en alemán también significa “curar”. La propaganda creó de la nada al “Mesías que curaría a Alemania”.

También manipularon la ciencia y crearon una afín a su visión del mundo. La ciencia aria desechó a la ciencia judía personificada en Einstein. Se basaron en la teoría de cosmogonía glacial del físico Hanns Hörbiger que sostenía que el “universo se originó a través de un bloque de hielo”. Esa teoría rimaba con la regeneración del pueblo alemán y estaba ligada al hielo de Thule, la mítica isla de dónde provenía el pueblo más antiguo de la tierra, los arios que dominó la edad de oro perdida de la humanidad.


En base a todo lo anterior y en busca del nuevo dominio ario que relanzaría la edad de oro perdida, había que apelar a la selección racial. Solo se permitía el casamiento entre “descendientes de arios puros”. El matrimonio se convirtió en un pacto para producir descendientes arios para conquistar al mundo. Para lograrlo había que purificar la raza y así recuperar la raíz aria que dominaría al mundo por 1000 años. Libraron una “guerra racial” de exterminio y conquista contra las razas que los genocidas consideraron inferiores.




Se ampararon también en una interpretación retorcida de la teoría de la evolución Darwin que establece que solo se adaptan a su entorno y sobreviven las especies más fuertes. Esa falaz interpretación que los nazis le dieron a la teoría de Darwin quedó en evidencia en los juegos Olímpicos de 1936 con Jesse Owens.

Según Himmler había que exterminar a los judíos y eslavos porque eran razas subhumanas que impedían la evolución.


La religión nazi le costó a la humanidad 50 millones de vidas.