domingo, 13 de diciembre de 2020

“La madre de las revoluciones”

 

La Revolución Francesa




La Revolución Francesa significó el final del feudalismo aristocrático y marcó un antes y un después en la historia del mundo. Abolió el orden establecido, el clero y la monarquía perderían para siempre el rol de dominación que ejercían sobre la sociedad.

De mediados a finales del siglo XVIII, la monarquía francesa había hundido al país en el más profundo caos. Las arcas del Estado estaban vacías luego del despilfarro monárquico de décadas anteriores. La Guerra de los Siete Años, la participación francesa en la guerra de independencia del naciente Estados Unidos y la opulencia desmedida de la corte, habían dejado a Francia en banca rota. La vida en la corte estaba caracterizada por la gula y la extravagancia. Era un chiquero disimulado con extracto francés que devoraba en un día lo que miles de campesinos/as en meses, ya no era posible disimular la hambruna generalizada. La población francesa crecía y al estar erradicadas enfermedades como la peste negra, nacían más de los que morían. No había suficiente comida para salvar a las mayorías populares de morir por inanición.


Las ideas paridas en la ilustración comenzaron a cuestionar los privilegios de las dos clases dominantes (nobleza y clero) e instalaron tres peligrosos términos que terminarían por derrumbar a la monarquía y al clero: "libertad, igualdad y fraternidad". Las masas comenzaron a pensar por si mismas y rechazaron las ideas regurgitadas en Versalles y Notre Dame. 

En 1789 Francia sufrió uno de los inviernos más crudos de su historia y la inflación incontrolable elevó exponencialmente el precio de la harina. El pan era el alimento principal de las masas y una rebanada podía costar el sueldo de un mes. El país fue fagocitado por el hambre y la rabia, Francia se encaminaba al desastre.

Ante el inminente derrumbe, Luis XVI decidió convocar a los Estados generales. El 20/06 el tercer Estado se rebeló y constituyó una nueva Asamblea Nacional. El rey, en un intento desesperado para evitar la revolución, mandó a 30.000 soldados para reprimir la revuelta popular. Lejos de retroceder, el pueblo parisino formó la Guardia Nacional para enfrentar a las tropas reales. El 14/07 los revolucionarios provistos de fusiles que habían robado de las armerías de la ciudad, decidieron pasar a la acción. Se identificaron entre ellos con los colores rojo, blanco y azul (rojo y azul por los colores de París y el blanco que simboliza a la Casa de los Borbones) y decidieron tomar el símbolo del despotismo monárquico de la ciudad: La Bastilla. Los revolucionarios lograron vencer a los defensores de la fortaleza y decapitaron al director. El concepto de “la violencia es la partera de toda sociedad vieja preñada de una nueva”, había nacido. Nadie pudo prever las consecuencias del nuevo concepto.



La destrucción de la Bastilla fue en realidad la destrucción del feudalismo y el desmantelamiento del viejo régimen, la revolución demostró ser un hecho imparable. La Asamblea Nacional, el nuevo poder en Francia, emitió la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano en donde las distinciones de clase fueron abolidas. La estructura social cambió radicalmente: nació la igualdad de derechos, la igualdad ante la ley y la libertad de prensa.




Marat fundó el periódico “El amigo de la gente”. El diario de tendencia ultra-radical tuvo un papel decisivo en el devenir de la revolución. Marat era un médico insatisfecho que canalizó su rabia en las páginas de su diario. Odiaba a la monarquía y a través de sus escritos arengó al pueblo para que la aniquilara. Las cabezas pronto comenzarían a rodar sin cesar por París y en toda Francia.



La familia real fue desalojada del Palacio de Versalles y llevada a París y fue sometida un cautiverio disimulado. En mayo de 1791 Francia era regida por una monarquía constitucional en donde el rey debió compartir el poder con la Asamblea Nacional. Luis XVI y la familia real decidieron escapar hacia Austria para solicitar ayuda y poder recuperar el poder absoluto. No llegaron a destino, fueron capturados y arrestados. El soberano fue tildado de traidor y la monarquía constitucional dejó de existir, el poder absoluto quedó en manos de la Asamblea Nacional.

Hizo su aparición la guillotina para terminar con los enemigos de la revolución.

En abril de 1792 la Asamblea Nacional le declaró la guerra a Austria de forma preventiva, para evitar que la potencia vecina apoye al depuesto soberano a recuperar su trono. Robespierre, que fue conocido como “el incorruptible”, no estuvo de acuerdo con esa decisión.




La guerra contra Austria radicalizó a la población y a los integrantes de la Asamblea Nacional, especialmente a Robespierre. En agosto de 1792 los jacobinos liderados por “el incorruptible” se enfrentaron a los moderados de la asamblea, los girondinos. Los ciudadanos comunes pasaron a ser conocidos como los “sans culottes” y tomaron el control de la ciudad. La Asamblea Nacional decidió terminar con la anarquía y llenó las cárceles con miles de prisioneros políticos, la revolución entró en una fase de absoluto descontrol. Los sans culottes, influenciados por Marat, entraron a las cárceles y masacraron a curas, aristócratas, ancianos, mujeres, niños y a cualquier sospechoso/a de ser enemigo/a de la revolución. Más de 1500 personas fueron asesinadas en pocos días. Robespierre pensó que para que naciera una nueva república, el rey debía morir. El 21/01/1793 Luis XVI fue ejecutado en la guillotina frente a un enardecido pueblo que lo repudió hasta que la afilada hoja de la “cuchilla nacional” separó su cabeza de su cuerpo. La República Francesa nació de la sangre del decapitado rey.


Los campesinos de las afueras de París, que apoyaban a los girondinos, no estaban de acuerdo con la radicalización de los jacobinos. Una joven campesina decidió que había que terminar con el baño de sangre en que la revolución se había convertido. Se acercó sigilosamente al principal ideólogo de la carnicería, Marat, y lo asesinó apuñalándolo en el corazón mientras se bañaba.



La muerte del líder del radicalismo revolucionario no apaciguó los ánimos y las cabezas siguieron rodando. La esposa de Luis XVI, la reina María Antonieta, también murió en la guillotina.



La revolución comenzó a devorar a sus propios hijos. En septiembre de 1793 Francia era un verdadero infierno, las cabezas no paraban de rodar, las provincias sufrían constantes insurrecciones y la guerra contra Austria y Prusia se estaba perdiendo. Para imponer el orden, Robespierre y Danton dieron inicio a la etapa conocida como "el terror”. Cualquier persona sospechosa de ser enemigo/a de la naciente República era condenada y guillotinada. Se produjo una verdadera cacería de brujas que inundó las calles de sangre, la Asamblea Nacional suspendió por tiempo indeterminado los derechos nacidos en la declaración del hombre y del ciudadano y se convirtió en un tribunal revolucionario que tuvo como principal objetivo acelerar los juicios y las ejecuciones. Se lo conoció con el nombre de “Comité de la Seguridad Pública”, y estuvo integrado por 12 hombres que establecieron una especie de dictadura asamblearia que había vuelto a imponer el sometimiento del viejo orden. Robespierre, que a esa altura se había convertido en un asesino implacable, se convirtió en la voz cantante del comité.


                                  


Durante este período comenzó la etapa de descristianización” . Los revolucionarios destrozaron todos los símbolos religiosos, las iglesias y catedrales fueron saqueadas, el calendario cristiano fue reemplazado por el revolucionario, cambiaron el nombre de los meses y estos pasaron a durar 3 semanas de 10 días cada uno con el fin de desterrar el domingo, un día de gran significado para el cristianismo. Como Robespierre no era partidario del ateísmo social (pensaba que una creencia común era beneficiosa) se estableció un nuevo culto nacional en donde la “Diosa de la razón” había reemplazado al Dios judeocristiano y Marat se convirtió en una especie de “Jesucristo revolucionario”.




La revolución entró en su punto álgido, las cabezas no dejaron de rodar ni por un solo día, muy por el contrario, las ejecuciones se incrementaron. El 5/02/1794 Robespierre pensó que a través del aumento del terror, lograrían la construcción de una nueva sociedad basada en la virtud.

Danton y sus partidarios se opusieron, para ellos el terror ya no era de utilidad, dado que la revolución no corría peligro y la guerra contra Austria estaba bien encaminada. Robespierre tomó la oposición de Danton como una amenaza a su poder y mandó ejecutar a su “camarada” revolucionario. Antes de ser decapitado, Danton exclamó: “Lo único que lamento es irme antes que esa rata de Robespierre”. Con sus enemigos decapitados, “el incorruptible” inicia el período conocido como la era del “gran terror”.



El gran terror duraría desde la primavera hasta el verano de 1794, se calcula que se guillotinaron a 800 personas por mes en París. Esta orgía de sangre y terror hizo que los aliados de Robespierre pensaran que se había vuelto loco. Acordaron que había que parar al verdugo de la revolución, por lo que decidieron arrestarlo y encerrarlo en las oficinas del Comité de Seguridad Pública. El incorruptible no soportó el hecho de haber sido despojado del poder y se disparó un trabucazo en el rostro. El tiro no lo mató pero la munición le destrozó la mandíbula en varias partes.

Mudo y herido lo llevaron a la cárcel para que aguardara su final: la guillotina. El 27/07/1794 la "cuchilla nacional" decapitó al gran verdugo.



El terror murió con Robespierre, pero la revolución lo sobrevivió. La declaración de los derechos del hombre y el ciudadano, la democracia, la república y el legado de 1789 esta mas vigente que nunca.

La revolución destruyó a la Europa feudal y cambió para siempre el curso de la civilización occidental. El experimento francés de la democracia ha inspirado al mundo y su revolución fue el modelo de todas las que le sucedieron.