“El
Prometeo argento que detuvo a los piratas”
Oscar
Ismael Poltronieri nació el 2/02/1962 en Mercedes, Provincia de Buenos Aires, proviene de una familia “de a caballo”, es uno de los tantos
paisanos heroicos paridos en estos pagos.
Laburó
en el campo desde purrete, se crio con la sencillez y libertad que
caracteriza a nuestra gente. Aprendió a montar a pelo antes que a
caminar, a diferenciar los pelajes de los pingos y hacerlos galopar como el viento.
A
los 12 años ordeñaba vacas de madrugada, no pudo ir a la escuela, no sabía leer ni escribir, pero la vida le enseñó el valor del honor, la dignidad, la
franqueza y la hombría de bien. El levantarse antes que el sol,
sentir la escarcha en el agua al lavarse la cara, antes de salir al campo,
lo fue moldeando en el inmenso e indomable guerrero en que pronto se convertiría.
Cuando
sus padres se separaron se trasladó con su madre a la ciudad de
Mercedes, estableciéndose en las cercanías del cementerio, en un
barrio de casas humildes y de gente trabajadora, conocido entonces
como “La Pampa Chica”. En el nuevo hogar debió transformarse en
el hombre de la casa y por unas chirolas tuvo que lustrar zapatos en
la plaza de la ciudad frente a la Catedral para ayudar a su vieja a
llenar la olla.
A
los 13 años decidió partir hacia la ciudad de Roque Pérez para
trabajar en la cosecha de maíz. La soledad, el cansancio, el
silencio y la sed que provoca esa ardua tarea siguió fortaleciendo su
carácter y convirtiendo su piel en una armadura.
De
forma sorpresiva estalló la Guerra de Malvinas, Oscar Ismael, que en
ese entonces tenía 19 años, fue llamado y sin poder despedirse de su
madre, marchó al helado sur para enfrentar al pirata usurpador. Sin
saberlo, estaba listo para el combate, su vida entera había sido una
“instrucción”.
El
soldado conscripto Poltronieri estuvo destinado al Regimiento Número 6
de Infantería Mecanizada “General Viamonte” con asiento en
Mercedes (Provincia de Bs. As.) Dicho regimiento se trasladó a las
Islas Malvinas en abril de 1982 bajo el mando del Teniente Coronel
Jorge Halperin, y relevó al RI 25 en el sector oeste de la posición
inicialmente asignada a esta unidad en Puerto Argentino. El
Regimiento Número 6 de Mercedes participó de última acción ofensiva
terrestre realizada en las islas. En esa acción resultaron
condecorados el Mayor Jaimet y el Subteniente Vilgre Lamadrid.
El
conscripto Poltronieri estuvo en el combate del Monte Dos Hermanas (Two
Sisters) donde él solo cubrió la retirada de sus compañeros con su
ametralladora pesada FN MAG de origen belga, calibre 7,62 mm, con la
banda de municiones vencidas y a la que el mismo le realizó un mantenimiento
improvisado con grasa de oveja. Voluntariamente, Oscar Poltronieri,
se ofreció a quedarse a cubrir la retirada de sus camaradas
negándose a las insistencias de éstos de que se replegara con ellos. Desde
las 6 de la mañana hasta las 3 de la tarde del 11/06/1982 con
temperaturas de 17 grados bajo cero de sensación térmica evitó el
avance enemigo por monte “Dos Hermanas” diezmando los avances de
los invasores piratas con el cañón de su MAG que parecía disparar
azufre del mismísimo infierno. Sus compañeros lo dieron por muerto
y sin ser capturado reapareció tres días después.
Oscar
Ismael recordó: “Adelante
nuestro estaba el regimiento 4 de Corrientes. Al costado teníamos al
Regimiento de Infantería 7 de La Plata. Lo pasábamos todo el día
en la trinchera. A veces bajábamos del cerro para matar un par de
ovejas, "sancocharlas" así nomas y comerlas. Cuando venía
un compañero de curso del teniente que me mandaba a mí, que se
llamaba Llambías Pravaz, yo le pedía los binoculares y él me los
prestaba. Así vi cómo que desembarcaron los ingleses. Pasaron unos
días desde el desembarco hasta que llegaron a donde estábamos
nosotros”.
En
el Monte Dos Hermanas, en la madrugada del 11/06/1982
(a las 4 de la madrugada, hora argentina) comenzó un intenso fuego naval enemigo sobre
las posiciones argentinas. El mismo se
prolongó durante todo el día, acompañado por gran actividad aérea
y el contraataque de la artillería antiaérea argentina.
Con
las primeras luces asomando por el horizonte, el ejército invasor (unos 4.500 hombres de a pie) inició la marcha para
dominar las alturas que rodean a Puerto Argentino: Monte Kent, Monte
Harriet, Dos Hermanas, Tumbledown y Monte Longdon. El alto mando
inglés calculaba que a las tropas argentinas se les habían
terminado las raciones frescas el 10 de junio y calculaban que debían
estar desmoralizadas.
Quienes sufrieron la peor parte del fuego enemigo fueron las fuerzas argentinas que ocupaban la
zona, el BIM5, la Compañía de Ingenieros Anfibios como así también
sobre los Regimientos 3 y 7 del Ejército Argentino y Las Secciones de Ametralladoras 12,7 mm de la Infantería de Marina.
Para
capturar el Monte Dos Hermanas, una elevación 326 metros de altura
que consiste en dos picos redondeados con laderas sumamente agudas y
cinco cadenas de rocas, los usurpadores británicos lanzaron un
ataque en tres puntas siguiendo planes elaborados por Andrew
Whitehead. Eran las compañías X, Y y Z que sufrieron el fuego de la
artillería argentina que tronaba sin cesar, retrasando el
desplazamiento británico.
Oscar
Ismael describió el choque con el enemigo: “Estábamos en el Monte Dos Hermanas, una noche yo estaba de guardia en la posición
adelantada y escucho unas voces raras. No eran de los nuestros, no
entendía lo que decían. Le aviso al Teniente, que viene con visor
nocturno, los tipos estaban a 50 metros”.
Comenzaron a multiplicarse los movimientos
de los invasores británicos cerca de Dos Hermanas. Se marcaron los
avances de las compañías X, Y y Z, a las 23 horas del 11/06/1982 los invasores atacan el Monte Dos Hermanas (Two Sisters) y
los montes Harriet y Longdon. Era la Tercera Brigada de Comandos de
Royal Marines sobre las posiciones argentinas. El Comando (batallón)
42 atacó el monte Harriet y el Comando 45 el monte Dos Hermanas. El
Comando 40 era de reserva. Las unidades de élite intentaron trepar
la colina al grito de guerra de “¡Zulu, Zulu!” pero los
ametralladoristas argentinos se lo impidieron.
Oscar
Ismael recordó: “Los ingleses venían todos amontonados, tirando
tiros por cualquier parte, gritando y tocando el tambor. Un soldado
que estaba arriba del monte comenzó a tirarles con su ametralladora
(MAG), ahí nos vieron y comenzó el fuego cruzado. A mi lado cayo un
compañero con la cara llena de sangre, mientras yo le daba y le daba
a la MAG. Ramón, el que había caído al lado mío, era mi compañero
de arma. él era MAG Número 2 y yo MAG Número 1. Éramos muy amigos, por
eso me dio tanta bronca. Ahí me dije: Si a él lo mataron a mí me
van a matar también. ¿Por qué me la voy a salvar?. Entonces
tenía que jugarme. Era casi de día, yo tiraba y tiraba, mi
abastecedor, el que le ponía las cintas a la MAG, estaba cansado,
pero yo seguía y seguía tirando contra los tipos. No se la iban a llevar de arriba”.
Una
lluvia de fuego que pareció provenir del mismísimo Prometeo cubrió a los británicos, los
proyectiles de 7,62 mm de la MAG, silbaban alrededor de los piratas
forzando a las compañías enemigas X, Y y Z a arrojarse cuerpo a
tierra sin poderse mover.
La
Compañía X del capitán Ian Gardiner encabezó el ataque a Dos
Hermanas. A las 23:30, hora local, la Tropa 3 del
teniente David Stewart tropezó con una defensa argentina en el
afloramiento rocoso y no pudieron continuar con el ataque. Rechazados
en sus intentos en desalojar al Tercer Pelotón, la Tropa 2 del
teniente Chris Caroe se lanzaron contra el pelotón defensor, pero el
ataque se dispersó con la ayuda del fuego de artillería argentina.
Durante más de cuatro horas los marines reales de la Compañía X
quedaron inmovilizados en las laderas de la montaña. El fuego naval
ondeaba hacia atrás y adelante a través de la montaña, pero el
Tercer Pelotón de Llambías-Pravaz contuvo a los marines reales.
Los
soldados argentinos que defendían las colinas que rodeaban Puerto
Argentino fueron un hueso duro de roer. Los piratas recibieron orden
de avanzar sea como sea y cuando esos hombres se lanzaron a la
carrera, el combate en Dos Hermanas alcanzó su mayor ferocidad, con
proyectiles de 105 mm, GPMG, MAW de 84 mm y LAW de 66 mm, volando por
todas partes.
Mientras
tanto, la Compañía Y, avanzaba por la derecha pero el fuego de
morteros la obligó a detenerse, tuvieron numerosas bajas, entre
ellas, dos jefes de sección, los tenientes Dunning y Davies, quienes
debieron ser reemplazados por los sargentos Davidson y Gracie,
respectivamente.
El
intercambio de disparos se fue tornando feroz ya que, según
Thompson, las posiciones argentinas estaban muy bien protegidas y
soportaron los proyectiles británicos que estallaron sobre ellas.
Después de cada explosión, las ametralladoras volvían a disparar.
El
ataque inglés por el norte de Dos Hermanas comenzó a dar sus
frutos, el Subteniente Pérez Grandi que defendía ese sector cayó
gravemente herido y, posteriormente, el Subteniente Mosquera, el
Capitán López Patterson se hizo cargo de las Secciones y continuó
el combate. La situación se tornó confusa debido a las pocas
posibilidades de mantener el control en un terreno tan escarpado y de
impartir órdenes que llegaran en oportunidad.
El
Subteniente Pérez Grandi herido en el campo de combate fue rescatado
por el Cabo Urbina, junto con dos soldados, quiénes, cargándolo al
hombro, lograron salvarle la vida. El enemigo continuó su avance
sobre el sector norte, ante la proximidad del mismo, los morteros ya
no podían tirar, y se combatió entre las piedras a distancias muy cortas, prácticamente cuerpo a cuerpo.
La
Sección del Subteniente Llambías trataba de frenar con sus disparos
al invasor. El combate duró toda la noche, y se rechazaron algunos
ataques británicos. Estas fueron las últimas fracciones en
replegarse.
Cuando
se estaba por quedar sin munición, el Subteniente Llambías ordenó
el repliegue de sus soldados, y luego de rechazar dos o tres ataques
más y habiendo agotado su munición, inició el repliegue, creyendo
ser el último hombre. Más tarde, se comprobó que algunos pocos
soldados aislados habían continuado combatiendo desde otras
posiciones. Uno de ellos era Poltronieri.
Oscar
Ismael recordó: “En un momento parecía que todos los ingleses
querían pararme, les jodía mi ametralladora, sentía como pasaban
las balas, a las trazadoras se las veía clarito. Atrás de unas
piedras estábamos nosotros amontonados, y a la orden de retirada,
todos mis compañeros comenzaron a salir de sus posiciones, se fueron
replegando hasta que en un momento estoy con mi abastecedor y el
ayudante apuntador. Entonces les digo a los pibes: Váyanse,
repliéguense, que yo me quedo solo. Ellos no querían, me decían:
Negro, vayámonos todos, a vos solo te van a matar, te la van a dar.
Yo les contesté: No, váyanse ustedes, tienen familia, amigos, todo.
Yo también tengo familia, amigos, pero ellos habrían entendido mi
decisión. Por último les dije: ¡Y váyanse de una vez, carajo,
después voy a ir yo!.
En
tres oportunidades me quedé solo con la ametralladora, dándoles
tiempo a los otros a que se replegaran. Los ingleses no podían
avanzar, en cuanto levantaban la cabeza yo les sacudía, vi caer a
varios. En un momento me junte con un soldado, los ingleses se venían
agachaditos. Entonces yo sentí una voz que no era una voz nuestra,
era una voz inglesa y el soldado agarró una granada y se fue a
tirarla a los ingleses, me dijo: Vos quédate acá. Se adelantó con
la granada y se las tiró, pero se la devolvieron antes que explotara
y le cayó justito a él y lo tiró para arriba y lo abrió al medio,
y me quede solo otra vez. Solamente quedaba cerca de mí un sargento,
pero yo sabía que la señora de él, justo ese día había tenido
una nena. Le había llegado un telegrama. Le dije entonces al
Sargento: Mi sargento, usted tiene un nuevo hijo en el mundo y tiene
que verlo. Repliéguese. Déjeme a mi solo. Yo soy soltero y prefiero
morir yo antes que usted, me la voy a arreglar, y finalmente lo
hice.
El
subteniente me decía: Te tenés que replegar Poltronieri, que te van
a matar. Pero yo le decía que se fueran ellos. Porque yo sabía que
el sargento Echeverría había tenido familia en esos días, entonces
insistí: “Váyanse ustedes que tienen hijos, que tienen familia.
Yo no tengo a nadie.
A
lo lejos veía como peleaba la gente del RI7 de La Plata, en Monte
Longdon atrás nuestro cerca de la playa en la noche del 11 al 12 de
junio, a 14 kilómetros de Puerto Argentino. Llovían las balas sobre
mí, estaba solo. Me repliego y tiro, me repliego y tiro, hasta que
llegué al pueblo”.
Los
británicos no podían creer que era un único soldado el que los
frenaba disparando. Este héroe combatió contra más de mil tropas
inglesas de élite. Sus compañeros lo dieron por muerto y sin ser
capturado reapareció tres días después en Puerto Argentino.
Después
de rechazar la avanzada enemiga, Oscar se desplazó hacia el Monte
Longdon, donde ya de noche se encontró con soldados de diversos
Regimientos, de Marina y Ejército que estaban combatiendo contra los
invasores.
A
las 04.30 del 12 de junio, el teniente coronel Whitehead informó a
sus superiores que el total de los objetivos en Dos Hermanas estaban
asegurados. Declararon los ingleses 8 muertos y 17 heridos en esta
batalla. Las verdaderas bajas de los británicos fueron más del
triple.
Poltronieri
se reencontró con sus camaradas dos días después de que sus
compañeros se replegaran y lo dejaran al joven soldado como única
cobertura, reapareció en Puerto Argentino sin un solo rasguño.
Oscar
recordó: “En
Puerto Argentino les pregunto a unos soldados si sabían dónde
estaba el RI6, yo quería volver con los míos, Ellos dijeron que
habían pasado por ahí y que les dijeron que el punto de reunión
del Regimiento era el cementerio. Cuando llego al cementerio ya
habían pasado casi dos días, mis compañeros me ven y no lo pueden
creer. Ellos pensaban que me habían matado los ingleses. Y yo les
dije: ¿Qué? ¡Esos tipos a mi no me matan,
me salvé, no me la dieron. Todos empezaron a gritar, a abrazarme, se
me tiraron encima, como en la cancha al que hace un Gol.
Luego
me levantaron, me llevaron en andas, tenían mucha alegría de verme, después lloré. Luego me enteré que al hacer el parte, me habían
dado por muerto o desaparecido, pero el Sargento contó que yo me
había quedado en la posición tirando con mi MAG. El Teniente no
podía creer que yo hubiera vuelto, me agarró y me dio un abrazo, y
me dijo: ¡Poltronieri volviste, estas vivo!. El destino mío era
volver y acá estoy.
Por
su valor y heroísmo fue condecorado con la Cruz de la Nación
Argentina al Heroico Valor en Combate el 4/06/1983.
¡Gloria
y honor a los héroes de Malvinas!
¡Las
Malvinas fueron, son y serán argentinas!
¡Viva
la Patria!
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