“Camarada General”
Las relaciones entre el General Perón y el campo socialista
"Las revoluciones socialistas se tienen que realizar; que cada uno haga la suya, no importa el sello que ella tenga. Por eso y para eso, deben conectarse entre sí todos los movimientos nacionales, en la misma forma en que son solidarios entre sí los usufructuarios del privilegio".
Juan Domingo Perón, 24 de octubre de 1967.
Antes de asumir como ministro de economía de Cámpora en 1973, el General Perón se reunió con Ber Gelbard, para encomendarle una misión: “Usted debe abrir una agenda de trabajo con los países socialistas, especialmente con la URSS, Cuba y China”.
Algunos personajes con tufillos fascistoides que hoy pululan por los medios y las redes sociales, que se autoproclaman como “guardianes de la doctrina peronista”, aseguran que el General Perón era enemigo del socialismo...una absoluta falacia. El General combatió al imperialismo en todas sus formas y utilizó la doctrina como una herramienta para la liberación. Esta concepción lo acercó a aquellos países que utilizaron al socialismo con esa misma meta despojándose del dogmatismo y utilizándolo como un medio efectivo de lucha contra el imperialismo.
Esta es la Hora de Mao
En febrero de 1972 se establecieron relaciones diplomáticas con la República Popular China luego del triunfo de Campora en las elecciones de 1973. El flamante presidente recibió en su oficina el 10/05/1973 al embajador chino Zheng Weizhi. Ambos conversaron sobre el viaje que había realizado a China poco tiempo antes María Estela Martínez de Perón y enfatizaron la necesidad de reforzar las relaciones entre ambos países.
El día 30 del mismo mes, Zheng visitó la CGT y se reunió con su secretario general, José Rucci y hablaron de “solidaridad entre las clases trabajadoras” de ambos países.
En agosto de 1973, China organizó en el Centro de Exposiciones de la Ciudad de Buenos Aires, en Figueroa Alcorta y Pueyrredón, la Primera Exposición Comercial China en la Argentina, lo que fue una clara señal de ambos países tenían vocación de iniciar fluidas relaciones comerciales.
El General Perón visitó la exposición y exclamó: “Esta es la hora de Mao”. Tras recorrer los stands acompañado de ministros del gabinete (ya había renunciado Cámpora y el Presidente interino era Raúl Lastiri), el general se reunió con autoridades chinas presentes y fue agasajado con “té y masas chinas” y “un vino de honor”. La exhibición contenía una selección de productos textiles, metalúrgicos, siderúrgicos, médicos y de artesanías chinas.
El 15 del mismo mes, el jefe de la delegación comercial china llegado a la Argentina visitó la sede de la CGE (Confederación General Económica), acompañado por el embajador Zheng. Li y el vicepresidente del gobierno chino para la Promoción del Comercio, y se reunió con el titular de la entidad, Julio Broner.
En enero de 1974 se celebró un acto en el que se firmó el decreto que estableció que la Argentina y China realizarían un intercambio de médicos. El acuerdo establecía que China enviaría a la Argentina especialistas en cirugía cardiovascular, cardiólogos, cirujanos, anestesistas, acupunturistas y enfermeras que seguirían aquí cursos de perfeccionamiento semestrales y anuales. En tanto, la Argentina enviaría a la República Popular China médicos para “capacitarse en medicina de masas”.
En julio del mismo año se produjo la primera visita de una misión médica china encabezada por el cardiólogo Luo Cheng Hsiang,
Al conocer la nocticia del fallecimiento del General Perón, el gobierno chino expresó sus condolencias a través de una visita a la Embajada de la Argentina en Beijing del viceprimer ministro del Consejo de Estado Lin Sien-nien y del vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, Su Siang.
Llevaron una ofrenda floral de parte del Presidente Mao, en cuya cinta blanca podía leerse: “A su excelencia el general Juan Domingo Perón, Presidente de la República Argentina”. También enviaron coronas el Presidente interino Dong Biwu (escrito Tung Pi-wu en los diarios de la época), el primer ministro Zhou Enlai (escrito Chou En Lai) y representantes de los ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa, además de otras autoridades, quienes fueron recibidos por el encargado de negocios interino en la Embajada, Emilio Ross.
En Buenos Aires, el embajador Zheng fue designado para asistir al funeral del General Perón. Isabel recibió una carta de Zhou Enlai que decía estar “consternado por el infortunado fallecimiento de su excelencia Presidente Juan Domingo Perón, quién fue un célebre estadista y desplegó en vida positivos esfuerzos por la salvaguardia de la independencia nacional de la Argentina y por el fortalecimiento de la lucha solidaria del Tercer Mundo contra el hegemonismo”.
La carta de Perón a Mao:
Madrid, 15 de julio de 1965
Al Sr. Presidente Mao Tsetung
Mi querido Presidente y amigo:
Desde este difícil exilio, aprovecho la magnífica oportunidad que brinda el viaje de los jóvenes dirigentes peronistas del MRP, gentilmente invitados por Uds., para hacerle llegar junto con mi saludo más fraternal y amistoso, las expresiones de nuestra admiración hacia Ud., su Gobierno y su Partido; que han sabido llevar a la Nación China el logro de tantas e importantes victorias, que ya el mundo capitalista ha comenzado por reconocer y aceptar.
Su pensamiento y su palabra de Maestro Revolucionario, han calado hondo en el alma de los pueblos que luchan por liberarse –nosotros entre ellos– que nos debatimos, en estos últimos diez años, en marchas y contramarchas propias del proceso de un pueblo, que va preparando las condiciones más favorables para la lucha final. El Imperialismo Norteamericano y sus aliados permanentes –entre ellos ahora, los actuales dirigentes soviéticos– se equivocan cuando piensan que con el engaño de una falsa coexistencia pacífica podrán detener la marcha de estos pueblos sedientos de justicia en pos de su liberación.
El ejemplo de China Popular, hoy base inconmovible de la Revolución Mundial, permite a los hombres de las nuevas generaciones prepararse para la larga lucha con más claridad y firme determinación.
La acción nefasta del Imperialismo, con la complicidad de las clases traidoras, han impedido en 1955 que nosotros cumpliéramos la etapa de la Revolución Democrática a fin de preparar a la clase trabajadora para la plena y posterior realización de la Revolución Socialista. Pero, de la derrota de esa fecha, hemos recogido grandes ejemplos que nos permiten prepararnos con mucha más firmeza, para que nuestro pueblo pueda tomar el poder y así instaurar la era de gobierno de los oprimidos –la clase trabajadora– única capaz de realizar una política de paz y felicidad para nuestro pueblo. Nuestros objetivos son comunes, por eso me felicito de este contacto de nuestros luchadores con esa gran realidad que son ustedes.
En lo fundamental somos coincidentes, y así lo he expresado muchas veces ante nuestros compañeros, la clase trabajadora y peronista de Argentina. Quedan los aspectos naturales y propios de nuestros países, que hacen a sus condiciones socio-económicas, y que modifican en cierta forma la táctica de lucha.
Los compañeros portadores sabrán explicar de viva voz nuestros puntos de vista, y el gran deseo de que la más profunda y sincera de las amistades se consolide entre nosotros.
Reciba, querido Presidente, las seguridades de nuestros mejores sentimientos. Somos confiantes en el triunfo de la justicia y la verdad. Nada ni nadie podrá detener la hora de los pueblos.
Por el triunfo de nuestras comunes luchas, por el triunfo y la felicidad el Pueblo Chino; por la liberación de los pueblos oprimidos, con toda amistad.
Un gran abrazo, Juan Perón
Luego el triunfo electoral del Frente Justicialista de Liberación Nacional en 1973, se reanudaron las relaciones diplomáticas entre Cuba y Argentina y al poco tiempo de asumir la presidencia en octubre de ese año, el General Perón se atrevió a romper el bloqueo impuesto por el imperialismo a Cuba mediante un convenio de cooperación económica y comercial. Por ese convenio, nuestro país le otorgó a Cuba un crédito de USD 200 millones, que se podía extender hasta USD 1.200 millones. Dicho crédito permitió la exportación a Cuba de camiones, tractores, ómnibus, automóviles de producción nacional (en el marco de esa operación FIAT Concord le vendió a Cuba 5.000 camiones pesados, 1.000 tractores y 6.000 automóviles por 120 millones de dólares).
Luego de concretarse el convenio de cooperación económica, el General Perón le escribió a Fidel lo siguiente:
Estimado amigo: Nosotros, los justicialistas, tenemos un aforismo que dice: "mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar". Cuba y Argentina lo están demostrando en la práctica. Las revoluciones no pueden ser idénticas en todos los países, porque tampoco todos los países son iguales, ni todos los países tienen la misma idiosincrasia. Es preciso que cada uno actúe, dentro de su soberanía, con sus propios métodos. Pero es indudable que la unidad latinoamericana será la única posibilidad de libertad real para nuestro continente.
Juan Domingo Perón, 24 de febrero de 1974.
Hacia el mes de marzo del mismo año, Fidel le contestaba a Perón, reconociendo el gesto patriótico y el acto de soberanía de parte de su gobierno:
"No hay mejor respuesta latinoamericana para este bloqueo que los acuerdos de la República Argentina con Cuba. Me complace manifestarle nuestra plena coincidencia con su interés sobre la necesidad de una real unidad latinoamericana como la sola vía posible para la libertad completa de nuestros pueblos y para que América Latina juegue el papel que le corresponde en el mundo. Cualquiera que fueren los métodos empleados y los puntos de partida diferentes, toda revolución, al ser verdadera, estará encaminada a la liberación del hombre de toda forma de explotación. Deseo reiterarle una vez más lo mucho que valoramos los cubanos el gesto argentino de reanudar las relaciones diplomáticas y económicas con nuestro país. Lo primero significó una prueba verdadera de independencia y soberanía política y un acto elementalmente justo. Lo segundo, unido a los créditos para la adquisición de equipos de producción argentina, un paso inteligente en lo económico y valeroso en lo político frente al imperialismo que con brutal saña se empeña inútilmente en estrangular el desarrollo Fidel Castro, 4 de marzo de 1974.
Al conocer la muerte del General, Fidel expresó: "Tuve una terrible sensación de abatimiento y tristeza. Surgió en mi memoria la ruptura del bloqueo a Cuba. Perón siempre será recordado aquí como un patriota latinoamericano y un amigo de Cuba y de su pueblo".
Perón y el Che
A fines de abril de 1964 Gallego Soto estaba acostándose para dormir en su lujosa habitación del Hotel Plaza de Madrid, frente a la emblemática fuente de Cibeles, cuando escuchó golpes en su puerta. Al abrir encontró a un desconocido que con mucha precaución y en susurros le entregó un mensaje manuscrito de Perón. En él le pedía que acudiera de inmediato a su residencia de Puerta de Hierro. Gallego Soto descontó que se trataba de algo importante por lo avanzado de la hora.
Encontró a Perón rodeado por personas con uniformes verde olivo, casi todos ellos barbudos, con los que parecía pasarla muy bien, pues hablaban en voz alta y reían a carcajadas. Gallego Soto los identificó como cubanos. Después Perón se puso serio y le dijo que lo había "convocado para una tarea que requiere una gran reserva y una buena administración". El General pensaba que era el hombre para la función "por lo mucho y bien que lo conozco".
El Gallego Soto, que se encargaba de enviar fondos a la resistencia peronista, se enteró entonces que se trataba de administrar varios millones de dólares del fondo de Liberación, el organismo que Guevara había creado para apoyar los movimientos revolucionarios en Latinoamérica. Fue entonces cuando Perón se dirigió a alguien que había permanecido en la oscuridad, un sacerdote capuchino que había estado presenciando la escena anterior y que, al alzar la pantalla de luz, resultó ser el mismísimo Che".
Una de las consecuencias del acuerdo entre el Che y Perón sería la habilitación de Villalón para comerciar con exclusividad el tabaco cubano en varios países de Europa.
El segundo y último encuentro se produjo en 1966, poco tiempo antes de viajar a Bolivia. El Che hizo escala en Madrid con el propósito de visitar otra vez al General Perón en su residencia de Puerta de Hierro. En esta oportunidad para pedirle su colaboración debido a que Fidel Castro, en el momento de partir de La Habana, le habría expresado sus dudas acerca del prometido apoyo por parte del Partido Comunista Boliviano, duda que se convertiría en certeza y que sería una de las principales causas del fracaso y muerte del Che en tierras bolivianas.
Una mañana muy temprano, a eso de las seis, le avisaron al General que el Che lo había ido a visitar. El Comandante estaba disfrazado, irreconocible, afeitado y casi calvo, con anteojos de marco oscuro y cristales algo ahumados. Iba hacia Bolivia y pasaba por Europa porque debido al bloqueo de Cuba los viajes debían necesariamente conectar con países socialistas. Durante la entrevista le contó a Perón su plan de insurgencia. Perón se mostró sorprendido y al principio no le creyó, o se hizo el que no le creía.
'”Esto va en serio” dijo el Che, y dio los detalles de la operación. Después del encuentro el General reflexionó de forma premonitoria: “Pobre Guevara, lo van a dejar solo”.
El General Perón le advirtió al Che que no tendría éxito diciéndole: "Yo conozco bien la zona porque allí cursé el segundo año de la instrucción militar que hicimos en Brasil, en Bolivia y en Chile. Disculpe, Comandante, que sea franco con usted, pero en Bolivia no va a sobrevivir. Es contra natura, suspenda ese plan y busque otras variantes, no se suicide".
Luego tomaron unos mates y siguieron conversando por un largo rato. Luego se despidieron muy cordialmente y el General lo acompañó hasta la calle.
Perón y el Che tenían el mismo enemigo, el imperialismo capitalista con rostro norteamericano. Pero disentían en la metodología y la estrategia: Perón era esencialmente un político dotado y había incorporado a su proyecto a la mayoría de los sectores del trabajo argentinos en una amplia alianza policlasista con el objetivo de alcanzar sin mayor violencia la meta de una patria económicamente autónoma y políticamente independiente. El Che, en cambio, proponía una revolución socialista tan violenta como su enemigo a partir de su teoría del foco, es decir la instalación de estallidos insurreccionales limitados que promoverían una reacción en cadena que multiplicaría su poder de acción sin necesidad de trabajo de base previo. "Crear dos, tres...muchos Vietnam es la consigna"
A pesar de sus diferencias, ambos líderes se respetaron y en las investigaciones para mi biografía del Che constaté que este colaboró con dinero, siendo ministro en La Habana, para financiar el primer intento trunco de Perón de regresar del exilio.
Enterado del asesinato del Che en La Higuera, Perón escribió desde la Quinta de Puerta de Hierro lo siguiente:
"Compañeros: Con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación. Hoy ha caído en esa lucha, como un héroe, la figura joven más extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha muerto el comandante Ernesto Che Guevara. Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor: un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción en la justicia de la causa que abrazó le dio la fuerza, el valor, el coraje que hoy lo eleva a la categoría de héroe y mártir.
El General también aclaró lo siguiente:
"He leído algunos cables que pretenden presentar al Che como enemigo del peronismo. Nada más absurdo. Suponiendo fuera cierto que en 1951 haya estado ligado a un intento golpista, ¿Qué edad tenía entonces? Yo mismo, siendo un joven oficial, participé del golpe que derrocó al gobierno popular de Hipólito Irigoyen. Yo también en ese momento fui utilizado por la oligarquía".
Isabel en Piongyang
Luego de vsitar la República Popular China a finales de mayo de 1973, Isabel viajó hacia el sur para vistar la República Democrática Popular de Corea para entablar relaciones con dicho país.
La autodenominada "Embajada Justicialista" obtendría una excelente recepción en la República Democrática Popular de Corea, siendo recibidos por miembros de la Juventud del Partido de los Trabajadores de Corea en el Palacio de los pioneros del Pueblo, así como también una fastuosa cena con el "Presidente eterno" Kim Il-sung.
El viaje fue un éxito el 1/06/1973 se establecieron relaciones formales entre Argentina y la República Popular de Corea con la firma de una declaración conjunta donde, entre otras cosas, se promovería "la liberación de los pueblos del Tercer Mundo" y se estimularían "sus relaciones de amistad y cooperación en todos los campos".
La República Popular de Corea abrió una delegación diplomática en Buenos Aires en la calle Gorostiaga 2115, en el barrio de Palermo. Posteriormente, se firmó un convenio comercial para fines de 1973, único acuerdo de peso entre ambos países, donde se comerciarían, entre otros productos, fibras sintéticas, azúcar, cereales, lanas, algodón, entre otros.
Una vez fallecido el General Perón y siendo presidenta Isabel, una delegación de 78 niños norcoreanos visitaron la residencia de Olivos en 1975. La delegación traía un regalo y una carta de Kim Il-sung, e interpretaron canciones tradicionales coreanas y cerraron el evento entonando fonéticamente la marcha peronista.
Héroe
de la República Socialista de Rumania
En septiembre de 1973, Nicolae Ceausescu se convirtió en el primer líder de un país miembro del Pacto de Varsovia en viajar a América Latina. Junto a su esposa Elena realizaron visitas oficiales a Cuba, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú. La gira debió interrumpirse por el golpe a Allende en Chile el 11/09(1973.
Finalmente líder rumano llegó a la Argentina el 5/03/1974. Fue una visita con una agenda por demás ajetreada que incluía reuniones privadas con el General Perón Perón y su gabinete, con representantes de la oposición, visita al Congreso, recepciones de honor en la Quinta de Olivos y en el Hotel Sheratón, viajes a Mar del Plata, Balcarce y San Nicolás y la firma de convenios entre ambos Estados.
Ceausescu era en ese momento una figura sumamente relevante de la política internacional, no sólo por aquella muestra de autonomía que fue el desplante a la Unión Soviética en 1968, sino también porque lideraba un país cuya industria había crecido desde 1965 a un ritmo anual del 12,8%, mientras que la producción agropecuaria se había duplicado.
No es de extrañar entonces que la visita de Estado tuviera una amplia repercusión en medios argentinos. Un diario destacó que el líder rumano “fue un tenaz defensor de una política exterior basada en los principios del respeto a la soberanía a la independencia nacionales, a la igualdad de derechos, la conveniencia mutua y la no injerencia en los asuntos internos”. Hasta los medios mas conservadores halagaron fervientemente a Nicolae.
Todas las declaraciones oficiales mantenían la misma línea: la necesidad de promover lazos diplomáticos y comerciales salteando la división bipolar entre oriente y occidente, entre socialismo y capitalismo. Cuando el Ministro de Cultura y Educación Jorge Taiana le entregó a Ceausescu y a su esposa el título de Doctor Honoris Causa, destacó “el deseo de la Argentina de establecer contacto con pueblos de distintas ideologías para que los hombres tengan acceso a todas las fuentes científicas”. Al mismo tiempo, la afinidad entre dos líderes carismáticos fuertes, sumada a las similitudes en los procesos de desarrollo a los que ambos aspiraban, pesó más que las diferencias de regímenes políticos. Tanto es así que José Embrioni, intendente de Buenos Aires, dijo al momento de la recepción oficial que tanto Perón como Ceausescu “son ejemplos vivos de conductores que luchan permanentemente por la dignificación del hombre y la felicidad de sus pueblos”. Por otro lado, en Las Bases, publicación partidaria del Justicialismo dirigida por Norma López Rega, se afirmaba que la visita de Ceausescu adquiría “una tremenda gravitación en momentos en que, en lo interno, los advenedizos tildan al gobierno de ‘derechista’ o de ‘izquierdista’, y en lo externo la Argentina pugna por librarse del bloqueo de los imperialismos”.
Hasta el mismísimo Ricardo Balbín, Presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical y principal referente de la oposición argentina dijo: “las barreras ideológicas han sido superadas por la marcha de la historia”, luego de reunirse con Ceausescu.
En una inolvidable recepción oficial en Olivos el General le entregó a Nicolae el Collar de la Orden del Libertador San Martin, máxima condecoración del Estado. Por su parte el líder rumano le entregó a Perón la medalla de Héroe de la República Socialista de Rumania, la máxima distinción otorgada en aquel entonces por aquel país.
Los mandatarios se reunieron en privado en tres ocasiones a lo largo de los cuatro días de visita, oficialmente para discutir los convenios comerciales que se firmarían.
El viaje a Buenos Aires fue un quiebre para la esposa de Nicolae, Elena. Quedó fascinada por el rol institucional de Isabel y decidió lanzarse a la vida política activa. A partir de entonces no sólo pasó a ocupar importantes cargos públicos, sino que además creó a su alrededor un culto a la personalidad comparable al que su marido imponía sobre sí mismo desde 1971. Si Ceausescu era el “Dios del pueblo rumano”, ella sería la Diosa que lo acompañara en el paraíso socialista.
Antes de regresar a Rumania, Ceausescu y Perón firmaron seis convenios relativos a cooperación económica y técnica en distintas áreas, incluyendo petróleo, minería, siderúrgica, turismo y telecomunicaciones. Además la República Socialista de Rumania otorgaría una línea de crédito por USD 100 millones para la compra de bienes de capital rumanos. El General se despidió diciéndole a Ceausescu lo siguiente: “Por primera vez un jefe de Estado de un país socialista se acercara a América Latina y puedo verificar que en nuestros dos países existe un arraigado sentimiento por la defensa de la dignidad nacional y de la independencia, y la modernización de sus economías e industrias.” Luego le obsequió a Ceausescu un fusil, un reloj y una fotografía autografiada del mismo Perón. Y el viaje finalizó con la invitación de la pareja Ceausescu para que el General e Isabel realizaran un visita oficial a la República Socialista de Rumania. La visita nunca se concretaría dado que el General entró en la inmortalidad 4 meses después.