martes, 21 de julio de 2020

El frentismo, la génesis del peronismo.


El frentismo, la génesis del peronismo


Muchos compañeros y compañeras peronistas aún siguen sin entender que nuestro movimiento nació como un frente y que aún sigue siéndolo. Como tal, se nutre de varias ideologías que muchas veces pueden tener fricciones entre sí. Hay diferentes formas de llegar a un objetivo pero el mismo debe ser compartido por todos los espacios que integran el frente.
En 1946 el General Perón llegó al gobierno compartiendo fórmula con Hortensio Quijano, que pertenecía a la UCR-Junta Renovadora, un frente que también estuvo integrado por el Partido Independiente cuya ideología era el conservadurismo popular, siendo sus principales dirigentes el general Velazco, el contralmirante Teisaire y Héctor Cámpora. También hicieron un invalorable aporte sectores independientes como FORJA (corriente escindida de la UCR) que tuvo exponentes de la calidad de Arturo Jauretche, Homero Manzi y Raúl Scalabrini Ortiz.




Todas estas corrientes ideológicas fueron la génesis del peronismo y con el devenir de los años ese origen frentista se fue afianzando para enfrentar a las diferentes alianzas conservadoras-oligarcas, como sucedió en 1946 con la Unión Democrática, que estuvo integrada por la UCR Antipersonalista, el socialismo, el Partido Comunista y los demócratas progresistas, apadrinados todos por el imperialismo yanqui.
Héctor Cámpora llegó el poder el 25/05/1973 como paso previo para que el General Perón volviera a ejercer la presidencia. Eso fue posible gracias al Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), un frente compuesto por peronistas, conservadores populares, socialistas, radicales yrigoyenistas, demócratas cristianos, desarrollistas, nacionalistas católicos y comunistas.




La oligarquía, constantemente quiere adueñarse del poder político que le permite impunidad para imponer sus minoritarios intereses, y también se vale de alianzas para ganar elecciones. Se calzan el disfraz “popular” cooptando las estructuras partidarias de los partidos tradicionales, como sucedió en el 2015 con Cambiemos.
El PRO, un pequeño espacio neoliberal conservador de características vecinalistas, llegó al poder gracias a la alianza con la UCR. El radicalismo le dio territorialidad y por consiguiente proyección nacional. Una vez en el poder y más allá del blindaje mediático y judicial, fue la alianza con la UCR y el apoyo que le brindaron algunos sectores díscolos del peronismo conservador lo que le dio al macrismo gobernabilidad. De no ser por la alianza con el radicalismo Mauricio Macri jamás hubiera sido "presidente" de la Nación.
Hemos logrado continuar con aquel peronismo histórico que creíamos extinto gracias a Néstor y Cristina. Los maravillosos años vividos entre el 2003 y el 2015 fueron posibles gracias al Frente para la Victoria. En esta nueva amplitud política también se logró sin mayores dificultades la coexistencia dentro de la diversidad ideológica. Fue integrado por peronistas, progresistas, radicales alfonsinistas y comunistas.



La diversidad ideológica es fundamental para lograr un país con justicia social, productivo, redistributivo y con movilidad social ascendente. Pero es en este punto en donde surge un interrogante, ¿Que espacio es el que debe liderar la diversidad?
A mi entender, la respuesta es clara, el peronismo. Mi postura no tiene nada que ver con mi pertenencia partidaria/ideológica, que es peronista, surge de una realidad histórica.
Es cierto que con el peronismo solo no alcanza pero no menos cierto es que sin el peronismo es imposible llevar adelante las transformaciones necesarias para que las mayorías populares no terminen siendo oprimidas por los sectores concentrados de la economía.
No estoy de acuerdo con la visión del progresismo o de la “social democracia”, más allá de no oponerme al aporte que puedan dar, porque no dejan de ser expresiones burguesas y reformistas que representan solo a una parte de la población, generalmente a la que no tiene las necesidades básicas insatisfechas. El peronismo en cambio es la única posibilidad concreta para las mayorías trabajadoras y populares de acceder a una mejor calidad de vida a partir de la incorporación de derechos y conquistas. Los progresistas y social demócratas no se sienten cómodos a la hora de molestar al poder real. Esto último lo digo a título personal y a partir de la propia experiencia luego de incontables debates a lo largo de los años.
Por último surge otra pregunta, ¿Con que espacios hay que conformar un frente? Como dije anteriormente, solo con aquellos con los que se tenga un objetivo común, mas allá de no coincidir en las formas de llegar a él. Generalmente esas discrepancias son fagocitadas por el peronismo, por ser el único espacio que históricamente demostró poder cambiar para bien la realidad de las mayorías populares desde la gestión.
Alberto y Cristina lograron llegar al poder a través de un nuevo frente, que en esta oportunidad se llama Frente de Todos, una diversa coalición integrada por el peronismo, el socialismo, la socialdemocracia, el radicalismo yrigoyenista/alfonsinista, el comunismo, el cooperativismo, el socialismo y el feminismo. 




Si el objetivo es claro, el frente no se romperá por discrepancias ideológicas. Pero reitero, la conducción debe estar en manos del peronismo que es el que realmente sabe defender los intereses de las mayorías populares y soportar la presión ejercida por los sectores concentrados que se resisten ferozmente a perder privilegios.
Un frente en definitiva es una concertación entre sectores que buscan implantar un modelo que incluya a todos y todas, inclusive se puede concertar con espacios opositores que tengan como meta esta premisa pero no así con aquellos sectores que tienen intereses contrapuestos a los de la clase trabajadora porque es una insalvable contradicción que atenta contra el objetivo buscado.
En medio de la pandemia de coronavirus vemos el trabajo conjunto entre el Gobierno Nacional y algunos exponentes de la alianza neoliberal conservadora. Es una situación extraordinaria que amerita una acción conjunta, pero no olvidemos que Larreta y algunos intendentes y gobernadores pertenecientes a esa alianza responden a intereses opuestos a los de las mayorías populares. Su jefe político es Mauricio Macri, quién por 4 años gobernó a favor del poder concentrado imponiendo recetas económicas que excluyeron a millones de argentinos y argentinas. Dejaron un país devastado, endeudado y con una calidad institucional de bajísima intensidad.
Con estos personajes se puede trabajar en conjunto ante una situación puntual y extraordinaria pero a futuro es imposible concertar con ellos, a los sumo es viable negociar para lograr las transformaciones que el país necesita.
La lucha obrera no comenzó con el peronismo, los anarquistas y los socialistas lucharon por décadas para lograr reivindicaciones para la clase trabajadora. La división de la FORA produjo retrocesos en este sentido, pero no se puede dejar de destacar las leyes impulsadas por Alfredo Palacios, como la ley de descanso dominical y la ley de protección de mujeres y niños en el trabajo. A pesar de los esfuerzos, muchas de las reivindicaciones propuestas por la clase obrera fueron desoídas y los proyectos de ley cajoneados en el Congreso.

 

Con la llegada del peronismo todas esas reivindicaciones fueron escuchadas y convertidas en ley. El peronismo fue una verdadera revolución que dio como resultado la definitiva emancipación de la clase trabajadora, el nacimiento de la democracia popular basada en la igualdad y lo que marcaría un antes y un después en la historia argentina, constituyéndose en el hecho maldito del país burgués.


 


11 comentarios: