jueves, 18 de junio de 2020

La campaña del Che en Congo



La campaña del Che en Congo






Tras la independencia de Congo de Bélgica en 1960 fue elegido un primer ministro de izquierda, Patrice Lumumba, tras lo cual se produjo un alzamiento en el ejército, la secesión de la provincia rica en mineral de Katanga bajo Moise Tshombe, la vuelta de los soldados belgas y la llegada de las fuerzas de paz de la ONU a petición de Lumumba para proteger la integridad territorial del país y su nuevo régimen. Cuando Lumumba también solicitó a los soviéticos ayuda militar fue derrocado por Kasavubu, cuya decisión apoyó el comandante en jefe Joseph Mobutu. El subsiguiente asesinato de Lumumba, Congo entró en una situación caótica.
A principios de 1964 el país quedó en manos de un primer ministro débil e impopular que había cerrado el parlamento congoleño y habían estallado cuatro rebeliones diferentes, la mayoría de las cuales operaba bajo el paraguas de un grupo de oposición de izquierda llamado “Consejo de Liberación Nacional”, que había sustituido de hecho al parlamento. Uno de los movimientos rebeldes, que operaba en el noreste del país, estaba dirigido por un político local, Gaston Soumaliot, cuyo lugarteniente, Laurent Kabila, dirigía un movimiento afín más al sur. Durante unas pocas semanas a mediados de 1964 estas fuerzas rebeldes controlaron gran parte de la región oriental de Congo. Mientras tanto, un excompañero de Lumumba, Christophe Gbenye, al que apoyaban China y la Unión Soviética, controlaba la mayor parte del resto del país.
En marzo de 1964 el presidente Lyndon Johnson envió a Averell Harriman a Leopoldville (Kinshasa) para valorar la situación. Junto con Cyrus Vance, vicesecretario de defensa estadounidense, Harriman planeó establecer un puente aéreo a Congo y en mayo empezaron a llegar aviones y helicópteros. En julio Moise Tshombe se hizo con el poder en sustitución del incompetente Adoula y pidió ayuda a Estados Unidos, Bélgica y Sudáfrica para apoyar su régimen. Se escuchó su petición y el ejército de Congo se vio reforzado con oficiales belgas y mercenarios blancos de Rhodesia (actual Zimbabue) y Sudáfrica. Su principal tarea inmediata fue aplastar la rebelión de Gbenye, que había establecido su cuartel general y su gobierno en Kisangani. En noviembre varios paracaidistas belgas volaron desde la base británica del Atlántico sur en la isla Ascensión con permiso del recién elegido gobierno laborista de Harold Wilson y saltaron sobre Stanleyville al mismo tiempo que llegaban los mercenarios.
En respuesta a estos movimientos un grupo de Estados africanos encabezados por Argelia y Egipto anunció que iban a suministrar armas y soldados a los rebeldes congoleños, y pidió ayuda a otros Estados. El gobierno cubano anunció que estaba dispuesto a responder a la petición . En diciembre el Che, que ya era uno de los dirigentes cubanos más internacionalistas, hizo un discurso vehemente en su condición de delegado cubano ante la Asamblea General de la ONU en el que habló del “trágico caso de Congo” y denunció “la inaceptable intervención” de las potencias occidentales.
Tras salir de Nueva York el Che emprendió una gira por diferentes Estados africanos para observar por si mismo la situación
En febrero de 1965 voló a Beijing para ver qué ayuda podía proporcionar la República Popular China a las rebeliones en Congo. También viajó al Cairo, donde habló con Nasser acerca de su plan de liderar él mismo un grupo de guerrilleros. Nasser se mostró muy escéptico respecto de las posibilidades de éxito de la guerrilla. Decidió volver a Cuba para preparar su misión.
Partió en secreto de La Habana con un pequeño grupo de soldados cubanos. Primero fue a El Cairo y después a Dar es Salaam, en Tanzania. Mientras una columna formada por 120 cubanos iba a ir poco a poco por barco a Tanzania y a través del lago Tanganica hasta el norte de Katanga, una segunda columna formada por 200 hombres iba a volar a una base situada al otro extremo del país, cerca de Brazzaville, al otro lado del río Congo. La columna oriental iba a ser dirigida oficialmente por el capitán Victor Dreke, un cubano de ascendencia africana, el Che formaba parte de esa columna. La columna occidental iba a ser dirigida por Jorge Risquet Valdés Santana, miembro del Comité Central del Partido Comunista Cubano.
El embajador cubano recibió al grupo del Che en el aeropuerto a las afueras de Dar es Salaam. Hacía solo unos meses que se había establecido la embajada. Temían que la CIA tuviera noticias de su llegada, aunque los estadounidenses acababan de retirar a su embajador de Dar es Salaam y estaban ocupados en otros lugares. Pero los congoleños que había en Dar es Salaam también le prestaron poca atención. Los líderes rebeldes, incluidos Kabila y Soumaliot, se encontraban en El Cairo, supuestamente tratando de reducir las divisiones políticas dentro de su movimiento revolucionario y solo estaba disponible un personal relativamente joven. Parece ser que la planificación de la intervención cubana en la lucha armada africana fue complicada desde el principio y la coordinación con los líderes africanos muy limitada.
El 22/04/1965 el Che y su pequeño grupo de cubanos viajaron a la ciudad ribereña de Kigoma, donde establecieron una base de suministro.
Los cubanos cruzaron el lago y fueron recibidos en el poblado de Kibamba por un grupo bien armado del Ejército de Liberación Popular. Se comunicaron en francés con los cubanos, que establecieron su campamento a las afueras del poblado. Aquello fue el inicio de lo que iba a ser una campaña de siete meses En los meses siguientes, entre abril y octubre de 1965, fueron llegando poco a poco más cubanos desde el otro lado del lago Tanganica para unirse a sus compatriotas. Los cubanos y congoleños elaboraron juntos un plan para explorar el terreno que ocupaban y los cubanos empezaron a valorar los puntos fuertes y débiles de sus aliados y de sus enemigos.
En sus exploraciones constataron que las bases de vanguardia de sus enemigos estaban bien defendidas, con el apoyo de aviones pequeños y de mercenarios blancos; por lo que se refiere a los cubanos, consideraban que la moral y competencia de los rebeldes congoleños eran bajas, y que sus líderes, incluido Kabila, eran considerados extraños o incluso “turistas”.
Poco tiempo después llegaron órdenes de Kabila de que los cubanos tenían que organizar un ataque a una guarnición en Bendera, en la carretera interior que protegía una central hidroeléctrica. Al Che no le gustaba el plan, pese a lo cual se decidió seguir adelante. El 20/06/1965 salió una fuerza combinada de cubanos, congoleños y tutsis (originarios de Ruanda) con la idea de atacar la central y las barracas. La operación fue un desastre: muchos de los tutsis huyeron, los congoleños se negaron a participar y fallecieron 4 cubanos, lo que reveló al enemigo que Cuba estaba involucrada en la rebelión.
Los cubanos estaban muy deprimidos y desilusionados. Todos los cubanos habían enfermado en un momento u otro desde que habían llegado. El propio Che había tenido ataques de asma y malaria. A pesar de que hubo pequeños éxitos militares, como la emboscada a un grupo de mercenarios en agosto, los progresos parecían insignificantes y el clima político se estaba deteriorando a todas luces. Las diferencias entre las distintas facciones rebeldes y sus líderes perecían haber llegado a su peor punto y un golpe de estado en Argelia había derrocado a Ben Bella (uno de los principales apoyos de los cubanos) El Che se guardó sus preocupaciones y a principios de septiembre de 1965 fue a La Habana para convencer a Fidel de que la revolución iba bien, con lo que no se detuvo el flujo regular mensual de guerrilleros recién adiestrados que llegaban a Tanzania desde Cuba.
Los mercenarios blancos y las tropas congoleñas de Tshombe emprendieron entonces un contraataque, que amenazó a toda la posición cubana. Sin embargo, el buen adiestramiento cubano complicó enormemente al enemigo.
La guerra en Congo seguía impredecible como en su comienzo. Tshombe fue destituido y sustituido por Evariste Kimba fue el preludio de una reconciliación política que minaría la rebelión y acabaría con el apoyo recibido de los Estados africanos.
El 23/10/1965 se anunció que la rebelión en Congo estaba prácticamente terminada y que, por consiguiente, era posible prescindir de los servicios de los mercenarios blancos y enviarlos a casa.
Fue una señal de derrota para los Estados africanos radicales, permitió que surgiera una alianza más conservadora y marcó un punto de inflexión en los últimos años de la historia colonial de África.
Mientras tanto, en Congo se persuadió al nuevo primer ministro, Kimba, de que hiciera una declaración afirmando que no había intención de enviar a los mercenarios a casa hasta que Congo estuviera totalmente pacificado. El Che también luchaba contra el cambio de la tendencia política en África. El 1/11/1965 recibió un mensaje urgente de Dar es Salaam que le anunciaba que el gobierno tanzano había decidido cancelar la fuerza expedicionaria cubana. Demasiado consciente de las luchas internas dentro de la dirigencia congoleña y preocupado por las implicaciones que esto pudiera tener, el presidente tanzano consideró que no tenía demasiadas opciones.
El Che decidió permanecer en la retaguardia, pasara lo que pasara, con 20 hombres bien escogidos. La idea era luchar hasta que se desarrollara el movimiento o hasta agotar las posibilidades de este y en ese caso habría decidido buscar otro frente o pedir asilo en alguna parte. Pero al darse cuenta que no tenía posibilidades de éxito, el 20 de noviembre decidió retirarse y organizó el paso del lago Tanganica de vuelta a Tanzania.
Al cabo de unos días en Dar es Salaam la mayoría de los cubanos volvió vía Moscú a Cuba donde informaron de su misión.
Después de la abortada misión, el Che permaneció en la embajada cubana de Dar es Salaam para escribir su relato de la “Campaña Congoleña”. A principios de 1966 viajó a Praga y volvió finalmente a Cuba, donde ayudó a preparar su última expedición revolucionaria que en noviembre de 1966 se iba a establecer al este de Bolivia.

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